Ruido.pdf Oct. 2014 | Page 260

Reencarnación Metal Medallo no es una marca ni un concierto. Quizás ni es un género musical. Metal Medallo fue una pulsión. Una que estalló sin un plan, sin un medio, sin un público, sin una idea, pero que en menos de una década estaba dando vueltas por el mundo. Euronymous, vocalista de ‘Mayhem’ (banda de Black Metal de Noruega), decía a principios de los noventa que ‘Parabellum’ y ‘Reencarnación’ eran unas de las mejores bandas de Black Metal del mundo. A ellos esto quizás ni les importó. 260 Es que la pregunta por la música a principios de los ochenta no era técnica y mucho menos comercial. Víctor Jaramillo, o Piolín como le dicen, empezó su primera banda a principios de los ochenta. El Rock lo había conocido por un casete que le regaló un hippie en los setenta y su primer intento de banda, ‘Profecía’, no duraría mucho. De esta banda quedaría una canción que le daría nombre a la agrupación que cruzaría tres décadas: “Reencarnación de la luna”. Era 1984 y ‘Reencarnación’ les salía por los dedos, por los poros. Era una necesidad. Su primer concierto sería tres años después de haber empezado a componer y ensayar. Sólo eran guitarra, voz y batería. No importaba qué estaban haciendo, algunos le decían Ultrametal, otros, Black Metal, otros, Rock pesado. En últimas, era una explosión de sonidos y letras que recogían rabia, odio y una energía que los llevaba a los límites de su propias posibilidades. Era una época en la que ensayaban a diario. La música no se conseguía fácil y un LP o casete nuevo que llegaba de afuera reunía a toda la incipiente escena en torno a él. Escuchar los escasos sonidos que llegaban les daban unos referentes, unas bases musicales, pero lo que estaban creando no se parecía a algún género de Metal conocido. Todo era nuevo para ellos y para la ciudad. Los parches en la comuna noroccidental, en el centro, en Aranjuez,