La inquietud por cantar, acompañado de instrumentos,
ojalá una banda, llevó a uno de sus amigos a contarle
que en otra iglesia tocaban un guitarrista y un baterista.
A pesar de que la iglesia de Alexánder y Andrés era
católica y la de David era cristiana, este empezó un
tiempo a asistir a la iglesia de ellos sólo con el afán de
crear la conexión musical.
Con esta unión el grupo ya no sólo tenía una fuerte
idea, sino que empezó a tener forma. Y empezaron
sus apariciones en la ciudad desde el principio
-consecuente con sus letras-, proponiéndose para
eventos sociales como un concierto de beneficencia
para varias familias sin hogar por el alud de tierra en La
Gabriela (sector de Bello).
Se han presentado en el festival SupportFest durante
cinco años consecutivos y tres en el FaroFest, ambos
eventos apoyados por comunidades cristianas.
Igualmente, en la Fiesta de la Música 2011, Festival
del Nuevo Tiempo de Redearte-5 y en el Castilla
Festival Rock.
Al principio también hicieron un demo, proceso que
coincide con el video de la canción “Tiempo”. Todo,
además de venta de camisetas, con sus propios
recursos. Sin embargo comprobaron que las ventas no
alcanzaban para recoger el dinero que los aproximara
a los costos para su primer álbum. Fue entonces
cuando empezaron a aprovechar las oportunidades
institucionales y muy pronto -en el 2012- fueron
ganadores de una beca en la categoría música (en el
marco de Jóvenes por la Vida). Con la beca recibieron
asesoría y talleres muy enfocados a presentarse en un
escenario, construir una identidad y una marca en las
redes, un proceso que también les dio luces para sacar
su nuevo video y ser autocríticos en la búsqueda de una
calidad profesional no sólo en el sonido, sino también
en la imagen.
Ha sido un camino donde han aprovechado unos
públicos que se sentían identificados con su mensaje
y aprovecharon espacios abiertos y apoyados por la
Alcaldía, como los Corredores artísticos. También
ha sido enfrentarse a la intolerancia que va desde
personas que hacen una queja formal de que con
recursos públicos se esté incluyendo en una tarima
a un grupo con mensaje religioso, hasta los que son
abiertamente hostiles y los han insultado cuando están
en el escenario.
Grupos de Metal, Rock, Punk y Ska con los que directa
o indirectamente comparten escena sienten que la
religión es una fuerza aliada al poder histórico para
manipular, y sienten así lo religioso como algo tóxico.
‘Forgiven’ tiene razón al plantear el ejemplo de que
el ‘Reggae’ tiene su propia religiosidad y que no es
víctima de censura desde los mismos músicos. Uno
podría decir además que cada grupo, aunque no tenga
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una creencia religiosa marcada en sus letras o su
forma de tejer redes, tiene un ideario y muchas veces
una espiritualidad.
Es necesario resaltar que la música puede servir para
dar cualquier mensaje y mostrar todo lo que uno sea.
Y viendo la logística de esta banda, el trabajo serio y
riguroso, se tiene la oportunidad de recordar que las
músicas alternativas, los géneros transgresivos no son
un terreno para allanar con lo antirreligioso, sino para
una total libertad de expresión donde la gente pueda
escucharlo todo y decidir qué lo representa o incluso
qué lo cambia.
‘Forgiven’, adicionalmente, es crítico de lo que ellos
llaman un “mercado religioso” y han querido cantarle a
la gente por fuera de ese círculo. Tal vez haga parte de
un espíritu evangelizador que busca llegarles a jóvenes
no religiosos, pero creen en una religiosidad que no es
obligación ni miedo, sino mostrar una opción, dar un
mensaje compasivo, piadoso, un dios siempre dispuesto
a perdonar y a dar nuevas oportunidades.
No quiere una música enfadada y anticuada -ni en
melodía o lírica-, sino que hable de las cotidianidades
que afectan a todo el mundo y ahí mostrar a Cristo
como un puente. Sus letras buscan referirse a una
batalla interna y ofrecer un estilo de vida que los hace
felices, mostrar sus convicciones como un alivio.
Entre la música y la religión han encontrado un
mensaje y un estilo de vida que disfrutan, les da
alegría. Mientras los otros salen de fiesta, ellos
ensayan, así sea un sábado a las seis de la mañana,
reservándose para una adrenalina más profunda como
es la de dios y la música.
Finalmente, lo que los mueve es cambiar el desamor:
ese desinterés por el sufrimiento del otro y esa angustia
en la que se cae como un encierro. En esa búsqueda
de ‘Forgiven’, la devoción por la música no riñe con la
religiosa. Contrario a algunos fanatismos, la música va
de la mano como si se tratara de una divinidad y otro
elemento junto al fuego, aire, tierra y agua.
“La vida siempre tiene una música. La música es lo más
cercano y lo más parecido a dios, porque está en todo
lado, se manifiesta FRf