hasta dar con canciones que no existan.
Después de un año de composición y otro año de
producción y postproducción, el trabajo es articular
lo sonoro a lo visual, a un escenario y un video que
le dé el estatus a la banda. Si bien el proceso de
creación empieza con la música, el público suele
llegar en sentido contrario: en un concierto o en
internet primero está la imagen, esta capta su
atención; luego se queda si la música tiene la calidad,
pero también si los representa.
A pesar del sueño de vivir de la música, esta es una
banda que no se apresura, una banda de cocción lenta.
Su estrategia es hacer conciertos luego de buenos
álbumes y de ahí llegar a las giras. La escena se
conquista con trabajo intenso y madurando procesos,
pero en lo más profundo está disfrutar, valorando cada
música que se va obteniendo, logrando así el pasaje
para un proceso largo y la construcción de un mundo
aparte, un mundo que se desborda con música que los
demás pueden escuchar pero que fue hecha para uno.
“La música es un núcleo, todo tiene música, todo gira en
torno a ella, conjunto de sonidos (…)”.
‘El Faro’ está hecho por músicos que han madurado
en su oficio sin una impostura, sino probando,
dudando, inclusive saliéndose para descubrir luego
que la música los volvía a llamar con más fuerza. La
música como un motor de vida, argumenta uno de
los integrantes que le indilga a su instrumento la
recuperación tras un accidente.
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