Ruido.pdf Oct. 2014 | Page 170

Resalta el caso del INEM, donde varios músicos graduados de ese masivo colegio destacan el universo y el contacto con todo tipo de grupos y de compañeros como si se tratara de un microcosmos. Hay que anotar también que una o dos anécdotas reflejan a alguna Institución Educativa oponiéndose al camino musical de sus estudiantes, por ejemplo, manipulando un festival para que sonara sólo cierto tipo de música o desautorizando el préstamo de salones para ensayos musicales. Lo cierto es que para el tipo de propuestas musicales que estamos viendo, donde la música suele ser un ejercicio más o menos gregario para un solista –como sucede con el Hip–Hop con pistas, montaje y Dj– e intensamente colectivo para una agrupación, las limitaciones de socialización pueden ser definitivas. Como vimos en un capítulo pasado, el acceso a parques, al espacio público, el terreno libre para la expresión, ha sido definitivo en la historia de la música de esta ciudad. El obstáculo del espacio también puede explicar agrupaciones que sólo se quedaron en ideas: parques en la ciudad y esquinas en los barrios donde jóvenes y adolescentes son expulsados por policías por mera sospecha o porque algún vecino se resintió de la bulla o atestiguó el consumo de mariguana o alcohol (o se la imaginó). El colegio puede ser una incubadora –crucial al proporcionar un público provisional y bastante artificial– y el vecindario ofrece historias complejas y menos predecibles para la inic