Ruido.pdf Oct. 2014 | Page 123

mayor. En los momentos en que la Filarmónica ha estado en crisis, se nota que el trato que ha recibido por parte de nuestros dirigentes la música (que no está fuertemente ligada al entretenimiento y lo popular) es el de un componente accesorio de una gran lista de cosas con las que se ve bien que cuente una ciudad. Ha sido por muchos momentos la lógica de no perder cierta ritualidad y mantener cierta diversidad en las expresiones, pero no el propósito decidido de apostar a que algo se destaque al punto de volverse un arte urgente y sin fronteras. En todo caso, es importante resaltar un peso fácil de adivinar que ha tenido, en casi la mitad de los músicos entrevistados, el Festival Altavoz y –menos popularizado frente a los que no viven en la música– la Red de Escuelas de Música, donde aproximadamente cada tres agrupaciones tiene uno de sus músicos que ha disfrutado de la formación que allí se ofrece. Los aciertos, sin duda, han tenido que ver con la apertura de espacios y la generación de herramientas. Todos los festivales que han sido apoyados (sobre todo los que no fueron pensados por la Alcaldía) y los procesos de formación sinceros que no están al servicio de una noticia han sido definitivos en esta realidad musical de la ciudad. 123