Foto: Pino el Bardo
Pino el
Bardo
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Como en el Punk de los setenta, ‘Pino el Bardo’ es DIY
(Do It Yourself, Hazlo tú mismo). Desde muy temprano
aprendió a hacer por él mismo todo lo que le permitía
construir una canción: grabación, beats, letras, voces,
etc. Su historia es la de una generación de hoppers
que conoció el Hip-Hop en el baile. El breakdance
fue la actividad que fundó las bases del Hip-Hop
en Medellín. Pero fue en el Rap donde encontró un
quehacer, un sentido. En los noventa y en los dos mil
era difícil conseguir la música en su barrio (Moravia).
Sin internet, había que ganársela, ser amigo de los que
la tenían y esperar a que un casete se acabara de tanto
escucharlo para ir a buscar otras grabaciones.
Su historia con el Rap fue de ir descubriendo niveles,
posibilidades de interacción. Allí aprendió más
cosas que en el colegio o en la familia, pero con la
observación de que en el camino del Hip-Hop también
-como en muchos otros lugares- se puede terminar en
la calle, en las drogas. Quizás dependerá de cada quien
saber qué camino tomar, porque en el Rap se puede
encontrar todo. Rodearse de gente con talento fue su
estrategia. En la comuna 4 aprendió de muchos, siendo
parte de procesos importantes como el Barriología,
trabajo compilado por ‘HIP4’ y que recogía los mejores
grupos de Rap para la época en la ciudad. Allí participó
con su grupo ‘La Cofradía de los Bardos’. Sin embargo,
este compilado no fue lo que esperaba, su aporte como
grupo fue cortado y delimitado, así empezaba a pensar
en su carrera de solista.