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AMÉRICAS 76 Entonces, en el campo de integración pedagógica universitaria se comprenderá fácilmente al no separar la educación holística de la conjunción integradora de la biosocioantropológica. Esto tiene que ver mucho con la neurociencia y las disciplinas imperantes en el presente siglo, por ello se habla de la transdisciplinariedad en la formación del ser humano y su cosmovisión unidimensional, es decir que vale afirmar que debemos “aprender a crear y usar un cerebro holístico, armonizador de la inteligencia individual y la inteligencia social” (Berenstein 2008). Los cambios trascendentes de la globalización del siglo XXI, tales como la integración y el desarrollo vertiginoso de la transdisciplinariedad (Díaz, 2009 p.1), actualmente tienen aceptación en terminología del holismo, con la gran posibilidad de que los seres puedan establecer relaciones entre objetos. ¿Qué son las competencias? Todos conocemos desde tiempos inmemoriales que el ser humano: piensa, siente y actúa; por ello varios autores acogiéndose de estas dimensiones innatas del hombre, definen a las competencias como un conjunto de macrohabilidades cognoscitivas (pensamiento), afectivas (sentimientos) y procedimentales (movimientos psicomotores). COMPETENCIAS SON MACROHABILIDADES COGNOSCITIVAS CONOCER PROCEDIMIENTALES ACTITUDINALES HACER SENTIR Elaboración Propia Es por ello, que Delors et al. (1994) en la reunión de la educación encierra un tesoro lo cual consideran a base de estos principios, los lineamientos para la educación del siglo XXI y resultan los 4 famosos pilares de la educación: “aprender a conocer”, “aprender a ser”, “aprender a hacer” referido al domino cognoscitivo, afectivo y procedimental, aumentando el vivir juntos o “aprender a convivir”. Es decir, que en esta histórica reunión mundial auspiciada por la UNESCO, se sientan las bases para que surjan con más fuerza las competencias precisamente coincidentes con estos principios, que a luz de la verdad consciente o inconscientemente inciden en un todo u holos cuando afirman de “cuatro vías que convergen en una sola”. Por tanto, el término competencia fundamentalmente se refiere como un “saber hacer, sobre algo, con determinadas actitudes”, este concepto se refiere preferentemente a la acción práctica que desarrolla el ser humano, vale decir que para darnos cuenta que una persona es competente, basta observarla actuando y cuando no es competente únicamente afirma que sabe cómo se debe hacer, pero no lo convierte en hechos demostrables y de manera adecuada. En las últimas décadas, han trascurrido cambios extraordinarios con el avance de la ciencia y tecnología, el eminente conocimiento del maravilloso cerebro humano y su desarrollo, permitiendo valorar las acciones comunicativas y creativas desde el punto de vista educativo, inclusive en el nivel universitario ahora se tiene muy en cuenta la transdisciplinariedad y el pensamiento complejo en los seres humanos, es así que los procesos de aprendizajes ahora ya no son únicamente asociaciones de estímulos y respuestas, sino una serie de interrelaciones físico, químicas y biológicas que se producen en el cerebro mediante el proceso de mielinización neuronal durante la sinapsis y se traducen en cambios cualitativos de los esquemas existentes de complejidad que según Edgard Morin “se trata de enfrentar la dificultad de pensar y vivir … que todavía estamos en un nivel prehistórico con respecto al espíritu humano y solo la complejidad puede civilizar” (Morin, 2013). Esto nos invita a pensar que tenemos un reto prospectivo que vencer, en materia educativa y