Rompo la aldaba
de esta puerta eterna.
¡Tienes la llave!
No, no te la pido.
Pues, la vidriera
siempre vive abierta…
¡Estaré aquí! Quieta,
transitando mis días
entre letras.
Curando alegrías,
colmando tempestades,
saciando el ocio
entre cartas astrales…
¿Qué si me voy?
¿Qué si me quedo?
¡Que te puedo decir!
Nada, es eterno…
Aunque la memoria
viva de recuerdos.
Caminaré descalza
por la avenida
para que no notes
la melancolía.
¿Y las canciones?
¿Y todos los versos?
¿Y las conversaciones
entre nuestros cuerpos?
Tienes razón,
¡Santa osadía!
Ellos, vivirán
a través del tiempo.
¡En toda mi piel,
con todos sus excesos!
¡En la hendidura
de tu corazón
sediento…!
Quien hoy,
entre esta lluvia,
se torna soberbio…
Aldaba...
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