Revista UNADiccion Septiembre 2014 Revista UNADiccion Septiembre 2014 | Page 18

MaYcA Malas y cabronas Renegada Fui educada a la antigua, bajo las rigurosas leyes morales que condenan a la mujer y liberan al hombre de toda responsabilidad, al sexo masculino se le permite e incluso celebra sus múltiples parejas sexuales, mientras que la mujer que decide experimentar su sexualidad con libertad, es vista como una prostituta. Los valores no se llevan entre las piernas, hay pulcros y pulcras que se dedican a joder al prójimo, ¿qué tiene eso de honroso? Irónicamente es la figura materna quien ha preservado éstas ideas retrógradas, costumbres de maltrato y discriminación, educan a sus hijos para clasificar a la mujer en grupos con las que se puede jugar y con las que se debe formar una familia, simulando un respeto escrito en un papel, pero que en los hechos solo busca el sometimiento de la pareja. Hombre es aquel que sabe lo que quiere, respeta las distintas formas de pensar, de vestir y de actuar de hombres y mujeres, no prejuzga, no se deja llevar por una moralidad irracionalidad ni pierde la cordura ante la desnudez de una mujer. Hemos desvirtuado la moral y la confundimos con el falso derecho de señalar a los demás, de juzgar quien es malo y quien es bueno, de condenar a la mujer porque no cumple con nuestros preceptos de pureza. Toda mujer merece respeto sin importar su condición económica o actividad, si al hombre se le alaba su promiscuidad, ¿por qué a la mujer se le tacha de ser lo peor del mundo? Reniego de esta sociedad con matriarcado machista, me revelo y me niego a continuar con esta absurda tradición, no sé si estoy bien, tampoco si estoy mal, pero una cosa si tengo clara, la mujer tiene el mismo valor, moral, jurídico y humano que el hombre, con distinta función, es verdad, pero iguales en responsabilidad e importancia. La mujer no es menos que el hombre por el hecho de ser mujer. ESMALA Rebelde con causa