Revista UNADiccion Septiembre 2014 Revista UNADiccion Septiembre 2014 | Page 17

fétido, otros tenían las caras de extraterrestres, que sólo se ven en las películas de ciencia ficción, ciertas mujeres se exhibían engalanadas con vestidos en estilo rococó mostrando sus senos desbordante que parecía que saldrían despavoridos buscando la libertad de ese apretujamiento en el que se encontraban, la cara polvoreada en blanco, pelucas rubias y risadas reían incansablemente, otras usaban trajes en un material de látex que se adherían a sus cuerpos delineando su figura con antifaces de “Gatubela” todo en color negro que ocultaban sus caras más no su expresión maléfica. Todas estas figuras se acercaban y alejaban tratando extendiendo sus brazos con la intensión de arrastrarme hacia el centro de ese torbellino. Naturalmente que yo me resistía con una gran desesperación pero anclada por algo invisible que no me permitía moverme ni un milímetro. Intenté inútilmente gritarle a Uli, “Ayúdameeeee” pero jamás salió de mi boca sonido alguno. Mi cerebro se rebelaba a continuar viendo esas horripilantes imágenes. Sabía que era una pesadilla pero no lograba salir de ella y aún así, dormida como estaba, pensaba que así sería la sensación de una intoxicación a través de drogas alucinógenas. La lógica siguió luchando contra ese letargo de inconsciencia consiente por no sé cuánto tiempo pasó, de lo que sí estoy segura es que la sensación de que nunca terminarían de danzar esas figuras frente de mí. delgadísima figura de Melany la enfermera en turno, me enteré al otro día de su nombre, quien me pregunta que qué es lo que se me ofrece. Le refiero a grandes rasgos mi pesadilla. Se sienta en la orilla de la cama a mi lado, toma mis manos con una tierna actitud y con una muy mansa voz trata de tranquilizarme con las siguientes palabras “sólo fue un mal sueño por el efecto del agotamiento, la falta de alimentos y líquidos, los analgésicos, los antibióticos y por supuesto la famosa tableta para dormir. Despierto empapada en sudor, sedienta y angustiada pero sin lograr emitir algún sonido que saliera de mi garganta, impidiendo afortunadamente despertar a los pacientes de los cuartos continuos. Finalmente me quedo nuevamente dormida, el masaje surtió inmediatamente su efecto relajante y afortunadamente pasé gratamente el resto de la noche. Con un gran esfuerzo logro tocar nuevamente el timbre de auxilio, lentamente se abre la puerta por la que se filtra una suave luz dejándose ver la El sueño fue reparador y despertando tranquila por la mañana no pude recordar si soñé nuevamente o no. Se levanta de la cama, camina unos pasaos hacia la puerto, tengo miedo y la detengo de un fuerte jalón exhortándola a que no me deje en ese momento pero ella amablemente me tranquiliza nuevamente al decirme que únicamente va por un ungüento para darme un masaje en mi cuello y hombros que a causa de las escenas vividas durante la pesadilla se tensionaron. Le suelto el brazo sin mucho convencimiento de quedarme sola y la veo alejarse sin cerrar en esta ocasión la puerta. No pasa más de dos minutos cuando regresa con un frasco en las manos. Abre la botella y embarra sobre mis hombres un poco de su contenido que es un líquido viscoso y frio pero que a través del movimiento de las tan hábiles manos de Melany, va aumentando la temperatura hasta sentir un ardor quemante y es cuando da por terminado el masaje exhortándome a reconciliar el sueño y deseándome buenas noches, se retira. Por: Luzma Schulze