Aferrarse a un amor
A veces en la vida se nos cruzan personas que creemos que se quedarán para
siempre, pero en ocasiones no es así, por diversas razones que en más de una
vez no tienen explicación.
Unas personas entran o están en nuestra vida para quedarse, como nuestros
padres, hermanos, hijos y los familiares consanguíneos, otras entran y salen sin
pena ni gloria; pero otras llegan para “movernos el tapete” como se diría
coloquialmente, para enamorarnos y hacernos sentir cosas que nunca
habíamos sentido antes. Que nos hacen querer que nunca termine, que nunca
se aleje de nosotros el autor de ese sentimiento.
Pero por desgracia a veces esas personas se tienen que ir, por una y mil razones que no tiene caso enumerar
en este momento, el hecho es que se va; vivir una experiencia de desapego como esta, es vivir un duelo
parecido al de la muerte, ya que cuando es la otra persona la que decide irse de nuestra vida y somos
nosotros los abandonados, es complicado afrontarlo, dependiendo de la personalidad y fuerza de voluntad de
cada persona.
Hay para quienes es muy difícil afrontar estas situaciones ya que le cuesta mucho trabajo acostumbrarse a
estar solos de nuevo, sobre todo cuando ese amor es lo que más había soñado en la vida. Hay quienes se
aferran a ese amor tratando por todos los medios de que se quede en su vida, pero la decisión ya fue tomada
y no habrá marcha a atrás, y comienzan a hacer cosas como: rogar, prometer, suplicar o incluso amenazar;
probaran todo lo que se les ocurra para que esa persona no se valla, logrando con esto solo que se aleje más y
más.
Desgraciada o afortunadamente no hay nada más poderoso en este mundo que la voluntad humana, “nadie
puede hacer nada que no quiera”, claro dependiendo de qué tan manipulable pueda llegar a ser alguien,
puede convencerse de hacer algo que no quería. Una vez que el otro toma la decisión de irse ya no habrá
nada porque luchar, ni que hacer para que vuelva y quienes se aferran a un si, solo prolongarán su
sufrimiento y harán mucho más difícil el du