este envoltorio se encuentran documentos
muy confidenciales, son tan importantes para
tu estancia en este país que no los puedes
perder, además, los necesitaras para cuando
yo ya no esté”.
corta las cintas adhesivas pidiendo que nos
acerquemos para que podamos ver
claramente lo que tanto la inquietaba.
Hace
del supuesto paquete en forma de cuaderno.
Era un polvo blanquizco muy parecido a la
harina de trigo y unos huevecillos de un color
café claro.
algún
tiempo
que
habíamos
comprado un maletín exclusivamente para
guardar determinada documentación. Es de
fabricación alemana, hecho de un material
especial contra incendios que permanece
desde entonces en el ropero. Al ver su actitud
y escuchar sus palabras me alarmaron de tal
manera que saco el maletín, deposito el
paquetito dentro de él, lo cierro regresándolo
a su lugar, para no perderlos. Habiendo
cumplido sus deseos me tranquilizo sintiendo
en mi estómago un ligero vacío que me
indica que es la hora de darle un poco de
alimento.
A
continuación salimos del dormitorio,
bajamos las escaleras alegremente con la
intención de tomar un sabroso desayuno.
Ahora,
sin haber desayunado y sin darme
cuenta, (como siempre) llegamos a la parte
trasera
del
Imbiss.
Frau
(señora)
Radermacher está haciendo a la limpieza de
costumbre, al notar nuestra presencia se nos
acerca muy sonriente, tenía entre sus manos
un cuaderno con forro de plástico y sellado
con una tremenda cantidad de cinta
adhesiva que poco antes se lo había dado
Frau Wilamowski. Dirigiéndose directamente
a Uli e ignorándonos a nosotras se lo muestra
diciéndole ”Herr Schulze, revíselo por favor,
porque fíjese usted, que estoy mucho muy
inquieta porque veo que de aquí sale algo
raro” Los tres nos encontramos impacientes
parados frente a la Frau Radermacher.
Mirándonos unos a los con los ojos bien
abiertos, el sentido a flor de piel y con los
nervios de punta insistíamos para que la
señora abriera el cuaderno en forma de
paquete. Saca disimuladamente de la bolsa
de su delantal unas pequeñas tijeras, que
Quedamos absortos al conocer el contenido
Ensimismados
de lo que nuestros ojos
estaban mirando, no nos dio tiempo a
reaccionar al ver que ella se hinca sobre el
piso, por donde ya caminan dos o tres
gusanos verdes para formar con esa supuesta
harina una larga y delgada línea.
Yo
muy molesta le arrebato el cuaderno-
paquete con el polvo restante, pegándole
tremendo grito- ¿Pero qué demonios hace
usted, no se da cuenta que nos invadirá el
negocio con eso? Quedándose ella con la boca
abierta y sin dar una respuesta. Por desgracia
nunca sabremos para que la hiciera.
Busqué
por ahí un palo que muy pronto
encontré para aplastar a los gusanos,
lanzando a diestra y siniestra fuertes
garrotazos no me percaté en qué momento,
las paredes y el techo del Imbiss habían
desaparecido lo que provocó que la fuerza de
la torrencial lluvia que cae de repente
deslavara el piso original dejando en su lugar
una plataforma de terracería mal formada.
El escurrimiento de agua en mi ropa mojada
no es ningún impedimento para que siga
tirando de garrotazos a los gusanos verdes
que poco a poco se van convirtiendo en tres
polluelos recién nacidos y que de tanto golpe
los quedaron medio muertos. El miedo y la
impresión de ver ésas imágenes nos hacen
salir huyendo despavoridamente.
Y
como es lo habitual en el mundo de los
sueños, el despertar me regresa a la realidad
salvándome de la aterrorizadora huida.
Luzma Schulze