Revista UNADiccion Noviembre 2014 | Page 27

este envoltorio se encuentran documentos muy confidenciales, son tan importantes para tu estancia en este país que no los puedes perder, además, los necesitaras para cuando yo ya no esté”. corta las cintas adhesivas pidiendo que nos acerquemos para que podamos ver claramente lo que tanto la inquietaba. Hace del supuesto paquete en forma de cuaderno. Era un polvo blanquizco muy parecido a la harina de trigo y unos huevecillos de un color café claro. algún tiempo que habíamos comprado un maletín exclusivamente para guardar determinada documentación. Es de fabricación alemana, hecho de un material especial contra incendios que permanece desde entonces en el ropero. Al ver su actitud y escuchar sus palabras me alarmaron de tal manera que saco el maletín, deposito el paquetito dentro de él, lo cierro regresándolo a su lugar, para no perderlos. Habiendo cumplido sus deseos me tranquilizo sintiendo en mi estómago un ligero vacío que me indica que es la hora de darle un poco de alimento. A continuación salimos del dormitorio, bajamos las escaleras alegremente con la intención de tomar un sabroso desayuno. Ahora, sin haber desayunado y sin darme cuenta, (como siempre) llegamos a la parte trasera del Imbiss. Frau (señora) Radermacher está haciendo a la limpieza de costumbre, al notar nuestra presencia se nos acerca muy sonriente, tenía entre sus manos un cuaderno con forro de plástico y sellado con una tremenda cantidad de cinta adhesiva que poco antes se lo había dado Frau Wilamowski. Dirigiéndose directamente a Uli e ignorándonos a nosotras se lo muestra diciéndole ”Herr Schulze, revíselo por favor, porque fíjese usted, que estoy mucho muy inquieta porque veo que de aquí sale algo raro” Los tres nos encontramos impacientes parados frente a la Frau Radermacher. Mirándonos unos a los con los ojos bien abiertos, el sentido a flor de piel y con los nervios de punta insistíamos para que la señora abriera el cuaderno en forma de paquete. Saca disimuladamente de la bolsa de su delantal unas pequeñas tijeras, que Quedamos absortos al conocer el contenido Ensimismados de lo que nuestros ojos estaban mirando, no nos dio tiempo a reaccionar al ver que ella se hinca sobre el piso, por donde ya caminan dos o tres gusanos verdes para formar con esa supuesta harina una larga y delgada línea. Yo muy molesta le arrebato el cuaderno- paquete con el polvo restante, pegándole tremendo grito- ¿Pero qué demonios hace usted, no se da cuenta que nos invadirá el negocio con eso? Quedándose ella con la boca abierta y sin dar una respuesta. Por desgracia nunca sabremos para que la hiciera. Busqué por ahí un palo que muy pronto encontré para aplastar a los gusanos, lanzando a diestra y siniestra fuertes garrotazos no me percaté en qué momento, las paredes y el techo del Imbiss habían desaparecido lo que provocó que la fuerza de la torrencial lluvia que cae de repente deslavara el piso original dejando en su lugar una plataforma de terracería mal formada. El escurrimiento de agua en mi ropa mojada no es ningún impedimento para que siga tirando de garrotazos a los gusanos verdes que poco a poco se van convirtiendo en tres polluelos recién nacidos y que de tanto golpe los quedaron medio muertos. El miedo y la impresión de ver ésas imágenes nos hacen salir huyendo despavoridamente. Y como es lo habitual en el mundo de los sueños, el despertar me regresa a la realidad salvándome de la aterrorizadora huida. Luzma Schulze