Revista UNADiccion Junio 2015 | Page 38

corrupción

Por: Rodrigo Olivares

Hace unos días descargué de Facebook el libro “México: Anatomía de la corrupción”, escrito por María Amparo Casar y publicado por el CIDE y el IMCO. La autora compara la corrupción con una enfermedad la cual “Como a cualquier enfermedad, para poder erradicarla hace falta conocerla: localizarla, medir su extensión, identificar sus causas, encontrar las áreas de oportunidad que permiten su reproducción, examinar sus mecanismos de operación, exhibir sus efectos, mirar experiencias exitosas. Solo así se podrá construir una coalición ganadora para combatirla, sólo así se podrá traducir la indignación en una estrategia exitosa para combatirla”, siguiendo con la analogía entonces tenemos que… ¿cómo sociedad, someternos a una cirugía mayor para extirpar este tumor que día a día nos afecta? A continuación presento algunos datos que maneja la autora en el libro.

En 2014 México obtuvo una calificación de 35 puntos de 100 posibles y el lugar número 103 de 175 países según Transparencia Internacional.

Para el Banco Mundial México tiene una calificación de 30 (sobre 100 puntos) en sus indicadores de control de la corrupción y lo coloca en el lugar 127, o sea, uno de los países más corruptos.

Para el 90% de los ciudadanos la corrupción constituye un problema, mientras que para el 80% es un problema serio.

Los Estados donde la percepción sobre la frecuencia de la corrupción es mayor son Distrito Federal, Jalisco, Michoacán, Morelos y Puebla, en contraste con Querétaro, Yucatán, Aguascalientes, Campeche y Colima donde la frecuencia es menor.

Con relación a las instituciones, el 91% de la población considera corruptos a los partidos políticos, 90% a la policía, 87% a los servidores públicos, 83% al poder legislativo y 80% al poder judicial; en este rubro solo el 42% considera al ejercito como una institución corrupta.

Sin embargo, la corrupción no solo es un problema de instituciones, en la iniciativa privada las empresas se corrompen para:

43% agilizar trámites.

32% Obtener licencias y permisos.

21% Impedir abuso de autoridad.

16% Ganar contratos.

11% participar en licitaciones.

En caso de no entrar en el juego de la corrupción, las empresas consideran que:

47% los trámites serían más lentos.

27% se tendrían que pagar multas injustificadas.

21% pérdidas de contratos e incremento en costos de operación.

7% falta de vigilancia e inseguridad.

“Los motivos para incurrir en actos ilegales pueden parecer válidos e incluso esgrimirse como argumentos de sobrevivencia pero lo cierto es que tal justificarlos perpetúan el círculo vicioso de la corrupción y la impunidad”.

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