EL CAPITAL HUMANO COMO ACTIVO PARA EL CRECIMIENTO ECONÓMICO
En la medida que un país cuenta con una población saludable y con mayor preparación, se tiene una mayor posibilidad de elevar el crecimiento económico, toda vez que estos factores dotan a los individuos de capacidades que además de ayudarles a cumplir sus objetivos de realización personal, les permite producir riqueza.
El desarrollo humano, que se ha definido como “la ampliación de las oportunidades que tienen las personas de poder acceder a una vida más larga, más saludable y plena” permite a las personas elevar su capacitación para realizar un trabajo de manera más productiva, es decir, producir una mayor cantidad de bienes y servicios, apoyadas en gran medida por la posibilidad de contar con mejor salud, instrucción y calidad de vida.
Diversos estudios señalan que el desarrollo proviene del círculo virtuoso que va de lo social a lo económico y viceversa. Cuando se cuenta con políticas sociales que ofrecen a las personas un conjunto de capacidades que mejoran sus condiciones de vida al mismo tiempo que sus habilidades y destrezas laborales, se están creando las condiciones para que cada individuo realice por más tiempo una actividad laboral creativa y enriquecedora para él, para su familia y para el conjunto de su sociedad.
En este entorno resalta la importancia que se le debe atribuir al mejoramiento de los servicios de salud y educación en nuestro país, sobre todo en un ambiente en el que la pobreza sigue siendo elevada y el aparato productivo pierde competitividad frente a sus principales competidores.
A pesar de que en México se han tenido avances importantes en materia de desarrollo humano, toda vez que el sector público en su tarea de ofrecer servicios de salud y educación ha logrado, en el primer caso erradicar gran parte de las enfermedades transmisible y en el segundo, lograr prácticamente una cobertura universal en materia de educación básica, estos logros no se han reflejado de manera clara en un mayor ritmo de crecimiento de la economía
logros no se han reflejado de manera clara en un mayor ritmo de crecimiento de la economía. No obstante, los avances se han visto empañados por la aparición de incentivos en contra de la eficiencia y calidad de los servicios de salud y educación, convirtiéndolos en sistemas poco competitivos.
En materia de salud los avances no han podido resarcir la falta de protección, ya que hace poco cerca de 50 millones de personas no contaban con cobertura financiera de servicios de salud. Si bien el seguro popular contribuye a matizar esta situación, es claro que un porcentaje elevado de la población sigue estando desprotegida.
En el sector educativo el entorno no es muy distinto, ya que pese a que la educación pública concentra 87% del total de los alumnos del país, de los cuales 77% están inscritos en educación básica, se ven deficiencias un su calidad. Es importante señalar que en materia de educación la problemática no proviene estrictamente de la falta de recursos, sino de la eficiencia en su asignación.
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