Revista UNADiccion Diciembre 2014 | Page 55

Esta breve reseña que les hago de un momento incomodo que pase en una institución pública la traigo a colación ya que esta situación la dimensiono en cada uno de los problemas que como mexicanos se viven en cada segundo, minuto o cada día en nuestro México querido; pensar que somos de los mismos y entre nosotros mismos nos tratamos con nula amabilidad, con la mínima empatía, sin mostrar sentido de servicio, de amabilidad o cortesía; tal pareciera que en todos los trámites que hacemos somos expertos y cuando se pregunta algo a un funcionario o dependiente público nos responden con tal amargura e indiferencia como si fueran seres superiores que no debiéramos dirigirnos hacia ellos…¿qué nos pasa? (como dijera Héctor Suárez). ¿Por qué en vez de apoyarnos, se desprecia el poder de servir? ¿Por qué no tener un poquito de sentido común, de amabilidad? Si todos pasamos alguna vez por un trámite en alguna dependencia, en alguna institución de Gobierno y se supone que son ellos los primeros que están en una función pública y se deben a los ciudadanos. Miles de ejemplos revolotean en mi cabeza, sin duda el más punzante: es imaginarme a aquellos familiares de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, sin respuesta alguna, moviéndose de una dependencia a otra, con escasos recursos económicos, con la preocupación de no saber donde están sus hijos y aunado a eso tener que lidiar con el maltrato que reciben de las instituciones públicas, de la indiferencia de los funcionarios públicos, con la desesperación y tristeza por dentro anteponiendo su fuerza y coraje para dar con el paradero de sus hijos. Iniciando una nueva lucha de vida, reorganizando sus vidas y organizando una resistencia social que reclama “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Historia de horror: ¡43 normalistas desparecidos! En nuestro México querido han ocurrido historias que van desde lo inverosímil como el “chupacabras”, hasta momentos de consternación y de luto nacional como los incendios de la guardería ABC de Hermosillo, Sonora; así como el Casino Royal de Monterrey, Nuevo León. Pero sin duda, ninguna historia tan aterradora, conmovedora, desgarradora y terrorífica como la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa del Estado de Guerrero. Esta historia tiene inicio el 26 de septiembre, cuando estudiantes normalistas de Ayotzinapa tomaron camiones de transporte para trasladarse a Iguala y de ahí trasladarse a las practicas que hacían algunos en la Costa chica de Guerrero y otros tantos se dirigirían a la manifestación en la ciudad de México conmemorativa al 02 de octubre, que ironías. José Luis Abarca, presidente Municipal de Iguala, al enterarse de esta movilización de estudiantes y preocupado porque le fueran a boicotear el acto de informe de su esposa, María de los Ángeles Pineda, instruye a su cuerpo policiaco a que los detuvieran y solicitaran apoyo a la policía de Cocula (municipio cercano a Iguala). En este enfrentamiento entre estudiantes y policías murieron 6 personas (3 normalistas entre ellos), 25 heridos y 43 desaparecidos. A partir de esta fecha poco y nada se sabe del paradero de los 43 estudiantes. El 30 de septiembre, fueron aprehendid os 22 policías por el asesinato de las 6 personas; el alcalde José Luis Abarca solicitó licencia por 30 días bajo el supuesto de no entorpecer las investigaciones, sin embargo, ya existía una orden de aprehensión girada contra el ex Alcalde, la cual no se llevó a cabo y casi en frente de las “narices” del Gobernador se fugo al lado de su esposa.