Esta breve reseña que les hago de
un momento incomodo que pase
en una institución pública la traigo
a colación ya que esta situación la
dimensiono en cada uno de los
problemas que como mexicanos se
viven en cada segundo, minuto o
cada día en nuestro México
querido; pensar que somos de los
mismos y entre nosotros mismos
nos tratamos con nula amabilidad,
con la mínima
empatía, sin
mostrar sentido de servicio, de
amabilidad o cortesía; tal pareciera
que en todos los trámites que
hacemos somos expertos y cuando
se pregunta algo a un funcionario o
dependiente
público
nos
responden con tal amargura e
indiferencia como si fueran seres
superiores que no debiéramos
dirigirnos hacia ellos…¿qué nos
pasa? (como dijera Héctor Suárez).
¿Por qué en vez de apoyarnos, se
desprecia el poder de servir? ¿Por
qué no tener un poquito de
sentido común, de amabilidad? Si
todos pasamos alguna vez por un
trámite en alguna dependencia, en
alguna institución de Gobierno y se
supone que son ellos los primeros
que están en una función pública y
se deben a los ciudadanos.
Miles de ejemplos revolotean en
mi cabeza, sin duda el más
punzante:
es
imaginarme
a aquellos familiares de los 43
normalistas desaparecidos de
Ayotzinapa, sin respuesta alguna,
moviéndose de una dependencia a
otra, con escasos recursos
económicos, con la preocupación
de no saber donde están sus hijos y
aunado a eso tener que lidiar con
el maltrato que reciben de las
instituciones públicas, de la
indiferencia de los funcionarios
públicos, con la desesperación y
tristeza por dentro anteponiendo
su fuerza y coraje para dar con el
paradero de sus hijos. Iniciando
una nueva lucha de vida,
reorganizando
sus
vidas
y
organizando una resistencia social
que reclama “Vivos se los llevaron,
vivos los queremos”.
Historia de horror: ¡43 normalistas
desparecidos!
En nuestro México querido han
ocurrido historias que van desde lo
inverosímil como el “chupacabras”,
hasta momentos de consternación
y de luto nacional como los
incendios de la guardería ABC de
Hermosillo, Sonora; así como el
Casino Royal de Monterrey, Nuevo
León. Pero sin duda, ninguna
historia
tan
aterradora,
conmovedora, desgarradora y
terrorífica como la desaparición de
los 43 estudiantes de la Normal de
Ayotzinapa del Estado de Guerrero.
Esta historia tiene inicio el 26 de
septiembre, cuando estudiantes
normalistas
de
Ayotzinapa
tomaron camiones de transporte
para trasladarse a Iguala y de ahí
trasladarse a las practicas que
hacían algunos en la Costa chica de
Guerrero y otros tantos se
dirigirían a la manifestación en la
ciudad de México conmemorativa
al 02 de octubre, que ironías.
José Luis Abarca, presidente
Municipal de Iguala, al enterarse
de esta movilización de estudiantes
y preocupado porque le fueran a
boicotear el acto de informe de su
esposa, María de los Ángeles
Pineda, instruye a su cuerpo
policiaco a que los detuvieran y
solicitaran apoyo a la policía de
Cocula (municipio cercano a
Iguala). En este enfrentamiento
entre estudiantes y policías
murieron
6
personas
(3
normalistas entre ellos), 25 heridos
y 43 desaparecidos. A partir de
esta fecha poco y nada se sabe del
paradero de los 43 estudiantes. El
30
de
septiembre,
fueron
aprehendid os 22 policías por el
asesinato de las 6 personas; el
alcalde José Luis Abarca solicitó
licencia por 30 días bajo el
supuesto de no entorpecer las
investigaciones, sin embargo, ya
existía una orden de aprehensión
girada contra el ex Alcalde, la cual
no se llevó a cabo y casi en frente
de las “narices” del Gobernador se
fugo al lado de su esposa.