Pasionarte
La pasión convertida en tinta.
Por: Tere Mancera
Hace poco me preguntaron cuál era mi visión del BDSM, a lo cual respondí: un arte
sexual con estructuras y posiciones bien definidas.
Yo lo conocí hace muchos
años cuando de verdad
era Tabú (no como ahora),
los
que
estábamos
interesados en el debíamos
investigar a fondo, como
siguiendo una voz en
nuestra interior que nos
inducia a sumergirnos en
las profundidades de una
cloaca
misteriosa,
se
tenían que leer libros en
bibliotecas los cuales eran
muy difíciles de conseguir,
sus títulos eran transmitidos
de voz en voz. Algunos
tuvimos la suerte de contar con mentores, los cuales, aceptaban adeptos con
potencial, su fin no era buscar sesiones sino compartir sus conocimientos,
dedicaban especial cuidado en elegir a sus discípulos quienes aprendían con
interés sus enseñanzas. Grandes maestros quienes a menudo viajaban al extranjero
trayendo conocimientos exóticos de dicho arte.
En esas épocas un amo se fijaba una meta, una sumisa que llenara sus
expectativas, el amo era el "anfitrión" termino que me enseño alguien con gran
conciencia de las viejas tradiciones. El Anfitrión (amo) llevaba al Invitado (sumis@) a
su mundo, a su casa, el anfitrión era el encargado de enseñarle las reglas, métodos
de comportamiento, las técnicas, los castigos, el SSC. El invitado confiaba
plenamente en el anfitrión y este se comprometía a cuidar y moldear su cuerpo, su
mente con responsabilidad, se rigen, aún lo hacen, por un contrato (una serie de
reglas y acuerdos que dan la pauta a su relación). Una regla básica e
inquebrantable era y lo sigue siendo el MANTENERSE SOBRIO, se encuentra