Revista UNADiccion Abril 2015 | Page 24

De aquí y de por allá.

Una radiografía a los antojitos mexicanos.

Tacos (en todas sus variaciones; de pastor, de carnitas, suadero, cabeza, y todo lo que se les pueda ocurrir), quesadillas, gorditas… todo tipo de garnachas habidas y por haber. Nuestro catálogo de antojitos es grande y variado. Es difícil imaginarse a nuestro país, sin hacer referencia a la suntuosa comida que lo identifica.

Por curioso que suene, todos y cada uno de los manjares de los que hablo son un fiel retrato de los mexicanos. No me refiero precisamente a que tengamos “cara de sope” ni nada por el estilo, es más bien que al igual que la sociedad mexicana, la comida ha ido evolucionando con el paso de los años.

Pero para poder explicar mi punto, debemos hacer un recorrido al pasado de nuestra nación: México Tenochtitlan. Una sociedad perfectamente organizada, tanto política, como económicamente. Sus habitantes comenzaban el día antes de que saliera el sol y trabajaban arduas jornadas, aunque, por supuesto, dedicando el tiempo necesario para rendir culto a los Dioses que adoraban. Las mujeres se quedaban en el hogar, cuidando a los niños, limpiando su residencia y preparando los alimentos que su familia consumiría.

La alimentación de las familias era sumamente nutritiva: estaba compuesta por maíz, chile, calabaza, frijol, tomate, chayote, huitlacoche, cacao, aguacate, epazote, entre otros productos. La tortilla era pieza fundamental de sus banquetes y no había festín en que un buen guajolote no fuera el protagonista del banquete.