¡Queridos lectores! ¡Hoy amanecí muy
contenta!! Fueron muchos sueños muy bonitos,
se desarrollaron en maravillosos escenarios,
todos ellos llenos de luces y colores, tan lindos
que colmaron de alegría y de risas durante el
día despierta y por la noche al dormir.
La primera parte no tan alegre, me fui a dormir
con un comentario de la foto que publique en
FB, no es mía, pero dice así la leyenda “Los
hombres se enamoran por lo que ven, las
mujeres por lo que escuchan…. Por eso los
hombres mienten y las mujeres se maquillan” y
eso dio pauta a mis recuerdos y en especial a
un hombre que determinó el rumbo de mi vida,
R. Eugenio el padre de mis hijos, y claro está,
él fue uno de los protagonistas de la primera
parte de mis sueños. Lo vi tan real, tan claro,
tan como fue. Lo sentí tan cerca de mí,
enamorada como entonces, escuche su voz y
con ella y con sus manos me acarició, me beso
tan tierno como lo era él, tan infantil, sano
alegre y risueño y al mismo tiempo apasionado,
que tiempos aquellos. Eso es lo único que
recuerdo y el lugar, que era muy pequeño,
encerrado en muchos lugares, pero no quiero
recordar toda la historia, el haberlo visto así es
una bonita imagen que no quiero que nada la
empañe.
La otra parte también muy cómica y ahí es
donde entran los contrastes de luces en la
noche y también de día, eso sí, se siente calor
y humedad. Tal vez influye el calor de la noche
que pasó en la realidad y lo sentí en mi vida de
dormida.
Fiesta implica felicidad, risas y un ir y venir de
personajes. Sentadas todas las hermanas
alrededor de una mesa rectangular, larga, de
madera en blanco enmarcada en metal al igual
que las patas, en la que cabíamos todas muy
cómodamente, hasta mis papás, mis lindos
viejos que tanto extraño, estábamos comiendo
unos panquecitos de chocolate. Yazmín mira y
mira el suyo y mira comparándolos con los de
otros, esa mirada demostraba el deseando de
comerse también alguno de los demás pero
que nadie está interesado en compartir, solo
hay uno para cada quien y además eran muy
pequeñines. Todos portábamos guantes, eran
tan grandes y desproporcionados que a
ninguna nos quedaban e ilógicos para el caso,
de un material nada flexible, forrados de
peluche dejándose ver al rededor en la parte
superior de un color café rojizo, me son muy
parecidos a los que usamos para raspar la
nieve de los autos en temporada de invierno,
solo que no tenían la cuña para tal efecto, los
describo en detalle porque llamaron mucho mi
atención por lo incongruente del uso de ellos
para estar comiendo esos panquecitos tan
pequeñines. Al terminar de comerlos nos
levantamos de la mesa para bailar y seguir la
fiesta con tremendo regocijo
Connie nos informa de la llegada de Günther.
Todos lo vemos venir con una expresión de
sorpresa y al mismo tiempo de burla pues el
"Don" ya estaba frente a nosotras. Se había
pintado el pelo de un tono negro azabache y
hecho un chino permanente que le hacía tener
un aspecto parecido a un mono africano, con
largas patillas en el rostro desencajado, estaba
muy flaco, su vestimenta de los años 70`s ¡qué
impresión nos dio al verlo! y todas
cuchicheábamos el acontecimiento uniéndose
a nosotras nuestra hermanita continuando la
fiesta. Sí, naturalmente una fiesta ya muy
divertida, como lo estábamos todas, el único