Travesías didácticas Nº 29 • Diciembre 2018 | Page 54
Uso y aplicaciones de TIC...
Walter Temporelli y Paola Urquiza
puede aminorar el impacto de la comunidad en cuanto a pobreza o violencia. Werner (1971)
realizó un estudio de campo que apoya esta visión, dado que observó que a pesar de haber
estado expuesta a variables como pobreza, maltrato o adversidad psicosocial como
enfermedad mental de los padres, un tercio de la población estudiada había llegado a ser
adultos competentes y cuidadosos, todo ello gracias a la calidad en el cuidado durante la
infancia, y a las herramientas que tenía para afrontar problemas emocionales y académicos
(temperamento fácil, una personalidad con rasgos positivos, y un adecuado nivel de
inteligencia).
Ward et al (2007) encontraron que los niveles de violencia se relacionan positivamente con la
ansiedad y la depresión, a la vez que una relación inversa entre el apoyo escolar y los niveles
de depresión y los problemas de conducta.
Para finalizar este apartado, queremos comentar que el momento en que surge el trauma es
determinante en el sujeto. En efecto, el significado que atribuye un niño a un acontecimiento,
depende del grado de construcción de su aparato psíquico. Solo podemos relacionarnos con
los objetos a los que nuestro desarrollo nos volvió sensibles, pues les atribuimos un significado
particular. Entre los niños en edad pre-escolar, el trauma se vincula sobre todo con cuestiones
vinculadas con las separaciones o pérdidas afectivas (Cyrulnik, 2005)
1.3) Distintas formas de abordaje e intervención
Si compleja es la forma de determinar y medir la resiliencia, no menos sencillo es establecer
parámetros de abordaje e intervención para el desarrollo de la misma. Mucho se ha escrito al
respecto, pero el presente enfoque busca escapar a “recomendaciones” inconducentes, para
centrarse en dialogar en torno a algunas pautas que sirvan al lector para la construcción de
herramientas eficaces a aquellos fines. Conforme a nuestro espíritu, queremos basarnos en
una postura amplia y ajustada tanto a las características individuales del sujeto como a su
contexto, que en definitiva son parte constitutiva del mismo fenómeno.
En primera instancia, queremos enfocarnos en comprender las razones por las cuales distintas
personas que viven en situaciones similares adversas, (de exclusión, pobreza, o trágicas por
algún acontecimiento), unas consiguen recuperar o alcanzar una vida normalizada, y otras,
sin embargo, repiten y mantiene ésos sentimientos perturbadores, o no pueden recuperarse
de un determinado acontecimiento trágico. En efecto, Rutter (2013) asegura que existe una
gran heterogeneidad en las respuestas de las personas a los distintos tipos de estrés y a la
adversidad, por ello asevera que la resiliencia es un fenómeno interactivo, que se infiere a
partir de los resultados que indican que algunos individuos tienen una relativa buena evolución
a pesar de haber experimentado serias adversidades. Dicho autor asume la visión a largo
plazo, y nos recuerda la importancia de reconvertir en la vida adulta efectos adversos
puntuales, a través del desarrollo de fortalezas individuales y la participación social, que les
permita a los sujetos oprimidos cambiar un pasado doloroso y mejorar sus oportunidades.
El segundo factor en el que nos queremos detener es el ambiental. A propósito de él, sabemos
que los análisis cuantitativos longitudinales de datos, han demostrado que los riesgos
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