Travesías didácticas Nº 29 • Diciembre 2018 | Page 27

representaciones de niños y niñas jugando felices en un ambiente agradable junto a otros niños y una maestra feliz que acompaña el juego promoviendo nuevos aprendizajes. La mirada puesta en el juego y la educación nos remite al mito acerca del Jardín de Infantes “como un mundo feliz y la importancia de ser atribuida al juego como medio para enseñar tienen consecuencias decisivas a la hora de definir qué prácticas de enseñanzas son las más apropiadas para los niños” 2 . Pero el problema no está en las representaciones o en las creencias construidas, sino que las mismas van dando forma a un modelo de educación que nos atraviesa como docentes de la Educación Inicial, dejando en la figura del alumno la representación de un niño abstracto, universal, ahistórico… corriendo el riesgo de alejarnos del niño y la niña que tenemos frente a nuestros ojos, niños y niñas reales, singulares, con cualidades particulares e irrepetibles, que piensan, sienten y actúan de manera única y personal. Entonces, la pregunta que podríamos hacernos es ¿cómo salir al encuentro de estos niños y niñas que hoy están en nuestras salas esperando jugar y aprender?... Acerca de las infancias y los juegos… Para avanzar en una mirada crítica acerca del juego que se realiza en las salas, es preciso en primer lugar, preguntarnos por los niños y niñas de hoy: ¿quiénes son los niños y niñas que hoy juegan en nuestras salas de jardín?... Tal vez la respuesta no aparezca de inmediato. O bien, por el contrario, rápidamente surjan una gran variedad de conceptos e ideas de niño y de niña, con características singulares, rasgos comunes o parecidos, iguales pero diferentes… Hablamos de niños y niñas de 2 años en el Jardín Maternal; o de 3, 4 y 5 años en el Jardín de Infantes que saben usar un teléfono celular para sacar fotos, jugar a “los jueguitos”, enviar emoticones por wathsapp o hacer una video llamada; que saben encender una notebook y dibujar en un paint, que manejan la Tablet y navegan por internet. Son niños y niñas atentos a los estímulos virtuales y conocedores del mundo social que los rodea. Son niños y niñas consumidores de todo lo que el mercado les ofrece y pone a su alcance: lenguaje televisivo, cultura colonizada, modas y hábitos adultizados… también son los que no paran de hablar, pero también son los que han sido callados y sus voces no se escuchan. Son los que ríen y los que lloran, los que hacen preguntas incómodas a los adultos y los que responden a incisivas preguntas de éstos… 2 SARLÉ, Patricia (2001) Juego y aprendizaje escolar. Los rasgos del juego en la educación infantil. Ed. Novedades Educativas. 25