Travesías Didácticas Nº 22 • Julio / Agosto 2016 | Page 34
La gestión atravesada por la variable tiempo
Prof. Isabel Euredjian
llenar el tiempo, tiempo vacío, tiempo completo, tiempo de libertad y por supuesto el
consabido:” tiempo de jugar…que es el mejor”.
Desde lo personal, nos ayudaría pensar entre otras variables, ¿qué hacemos con nuestro
tiempo individual, qué lugar dejamos para el “no hacer”?, sin que ello nos cause culpas o
ansiedades, ¿qué tiempos para la soledad y estar con uno mismo? ¿Prevemos, disfrutamos
con ello?, ¿qué tiempo nos tomamos para observar sin objetivo previo, para contemplar, para
el silencio, para dar lugar a las pausas que permitan a modo de envión volver a comenzar?,
¿qué permisos nos damos para ensayar, cambiar, probar, intentar, sin temores al error o a la
“pérdida de tiempo”?, ¿reconocemos los límites del tiempo y los encorsetamientos que
provoca?
A modo de reflexión, podemos decir que el operar cambios es de fundamental importancia en
nuestro propio tiempo de vida, porque en realidad se trata de superar el estado de queja por
la escasez del tiempo.
Se necesita en primer lugar tomar la decisión de abordar el tema, superar el “no puedo” o “no
se puede”, tomar la decisión de que si lo deseamos podemos lograrlo.
Estaríamos así en el camino a la posibilidad de vivir más armónicamente entre lo que
deseamos, pensamos y lo que hacemos, dando lugar a la autenticidad con nosotros mismos
y a la congruencia necesaria para el ejercicio del rol y de nuestra propia vida.
Cabe mencionar las palabras de Jean Servan Schreiber:
“A diferencia de los demás recursos, este no puede comprarse ni venderse, mendigarse o
robarse, almacenarse o ahorrarse, fabricarse, multiplicarse o modificarse. Solo puede usarse.
Y si uno no lo usa, no por eso deja de pasar… Es evidentemente el recurso más valioso porque
no es renovable”.
Se trata de redefinir entonces, volviendo a la tarea diaria, la agenda del directivo,
atravesándola por la variable tiempo en forma flexible, repensando los modos de intervención
propias y de los otros, la delegación de tareas entre los diversos actores que intervienen en la
gestión directiva, conociendo asimismo la “soledad del cargo” y la necesidad de crear tejidos
de sostén para sobrellevar la inmediatez de las decisiones.
Habrá entonces que incluir a esta reflexión, el debate sobre aquello posible, probable,
deseable, como aquello que debe ser explicitado y trabajado cotidianamente y mutuamente
sostenido entre todos los que hacemos la escuela.
Esto necesitará indefectiblemente de la reflexión, de la evaluación, de la autoevaluación, de
la evaluación institucional, de la autocrítica de la búsqueda de diferentes alternativas de
resolución, y por sobre todo dar y darse tiempos:
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