Travesías didácticas Nº 21 • Marzo / Abril 2016 | Page 38
Niñ@s: armadores de Infancias…
Ricardo Zanfardini
obligatoriamente debían realizar l@s niñ@s para el beneficio económico de sus familias.
Sumemos el antecedente que en la Edad Media, niñas y niños eran entregados, casi como
esclavos a comerciantes y agricultores.
La Revolución industrial en el siglo XVIII, no fue el mejor ejemplo en la “construcción de
derechos de niñas y niños”; los cuales eran empleados en las fábricas de textiles, minas y
otras industrias trabajando 12 horas al día, seis días a la semana.
En 1832, Inglaterra aprobó la primera ley del trabajo infantil. Diez años
después se aprobaron leyes para regular el empleo de niños en las minas.
Las leyes que regularan fehacientemente el trabajo infantil, surgieron en el Siglo XX y
requerían, básicamente, que l@s niñ@s recibieran educación y buen trato; procesando a
sus padres por distintas clases de abuso. Indudablemente fue un paliativo, pocas veces
respetado.
Origen, pecado y dos teorías
Con una desesperada necesidad de redención, por parte de los adultos; l@s niñ@s se
suponía que nacían rebeldes y pecaminosos por naturaleza; con espíritus depravados.
Incapaces de salvarse ell@s mismos, la conversión y redención a Dios era la única
esperanza de que se salven de una condena eterna. ¿A quiénes incluimos en la noción
de infancia en este breve despliegue histórico?; padres y maestros abocados a la tarea
de quebrantar el rebelde espíritu de los niños mediante estrictas disciplinas y castigo como
prácticas de la virtud y salvación. ¿En qué lugar se ponía al niño?; cuando en la escuela;
cuasi símbolo de castigo, se les enseñaba ciencias exactas y a leer y a escribir con la
sombra de una vara de roble como rutina para los desobedientes.
Locke afirmaba que los niños son moralmente neutros, un papel en blanco; simbolizando
con esto la expresión latina de tabula rasa. Desde aquí afirmaba que l@s niñ@s no nacían
con tendencias innatas, que no eran ni buenos ni malos y construirían su ser adulto en
función de lo que experimentaran mientras crecían.
Jhon Locke; filósofo y médico, mantenía firme la creencia de que la familia, básicamente los
padres, podían moldear a sus hijos como quisieran a través de imitaciones, asociaciones
recompensas y castigos, etc. Siguiendo esta creencia, manifestaba a los padres que
premien a sus hij@s con palabras bondadosas y aprobación; al mismo tiempo que les
objetaba el castigo físico ya que creía que no fomentaba el autocontrol y, si, promovía el
temor y la ira.
Jean-Jacques Rousseau; escritor y filósofo suizo, quizá fue el narrador de la naturaleza
moral y el desarrollo de los niñ@s. Afirmaba que l@s niñ@s eran buenos salvajes, dotados
con el sentido del bien y el mal y se desarrollarían positivamente de acuerdo con el plan de
la naturaleza; niñas y niños tienen un sentido moral innato. El filósofo sostenía que cualquier
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