Travesías didácticas Nº 21 • Marzo / Abril 2016 | Page 11
Los ejes suelen ser las áreas que proponen los distintos diseños curriculares: lenguaje,
matemática, indagación del ambiente natural, lenguajes expresivos, etc. Los contenidos, en
este tipo de informes, suelen expresarse en términos de conductas que se les asocian (por
ej.: “Escribe su nombre”), y los niveles de desempeño en términos de frecuencia (como en el
ejemplo) o de valoraciones generales del orden de: “logro” o “en proceso”. Estas
valoraciones sobre el nivel de desempeño del alumno suponen siempre algún tipo de escala
gradual que, sin ser calificaciones numéricas, se les parecen mucho.
Hasta aquí la estructura del informe por ítems parece sencilla: hay ejes, hay contenidos
descriptos dentro de esos ejes, y hay una escala para valorar el grado de apropiación del
contenido por parte del niño. La cuestión se complejiza, sin embargo, si procuramos
reconocer con qué criterio fueron pensadas las escalas. La siguiente escala, por ejemplo…
…es muy diferente de esta otra:
En el primer caso, se trata de una ponderación absolutamente cuantitativa, mientras que en
el segundo se puede observar una descripción basada en un conocimiento más profundo del
proceso evaluado. La primera escala sirve para medir. La segunda procura, con mayor o
menor éxito, acompañar e informar un análisis.
En términos generales, el informe con ítems se presenta como menos sensible a los
procesos, y atrae hacia sí las representaciones de la evaluación como “medida” y
“calificación”, propias de otros niveles de enseñanza. Por esta razón, muchos docentes e
instituciones rechazan este modo de informar sus procesos de evaluación y se vuelcan hacia
los informes de redacción abierta, que describiremos a continuación. Cabe anticipar, sin
embargo, una observación sobre la que volveremos luego: aunque en un sentido amplio los
distintos instrumentos favorecen y representan ciertos modos de pensar y de actuar, el
hecho de que un informe sea “procesual” o “clasificatorio” no depende exclusivamente de la
forma gráfica del instrumento: enseguida veremos que es perfectamente posible que un
informe de apariencia abierta, redactado sobre una hoja en blanco, resulte fuertemente
clasificatorio, y también que un informe confeccionado sobre una grilla dé cuenta de cierto
tipo de procesos.
En el informe “abierto” el docente desarrolla una descripción de las conductas, logros y
procesos del niño en el jardín, realizando a la vez inferencias sobre sus motivaciones y
recopilando a veces algunas anécdotas u observaciones interesantes que vengan al caso.
Nos detendremos más adelante en algunas formas posibles de organizar este texto y en las
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