Travesías Didácticas Nº 18 • MARZO 2015 | Page 31

Para el niño existe un problema cuando la situación planteada no le resulta familiar, no se ajusta a las ideas que posee; al tener que buscar posibles caminos para solucionar el problema, cognitivamente realiza un abordaje diferente al que le exige una actividad conocida, para la cual ya posee una respuesta. Es conveniente aclarar que: “el problema no tiene por qué ser una pregunta explícitamente formulada (aunque en último término, siempre sería reductible a alguna modalidad de pregunta) sino que puede ser una situación novedosa que estimula la curiosidad “científica”, un conjunto de datos difíciles de relacionar con conclusiones anteriores y que, por ello, obliga a buscar mecanismos de reajuste o de compatibilización, o un simple acontecimiento con características tales que presente dificultades para integrarse, por los mecanismos habituales, en la experiencia cotidiana de los alumnos”.(11) Una situación problemática implica un proyecto de acción que incluye, distintas vías de resolución; esto promueve entre los niños, el intercambio de opiniones para tratar de encontrar el mejor camino para resolver el problema. Organizarse y tratar de resolverlo presupone momentos de reflexión en los que se potencia la necesidad de escuchar a los otros y defender con argumentos válidos las propias explicaciones. Ante la resolución de un problema, el alumno es el principal constructor de su propio aprendizaje, ocupando el maestro el rol de mediador y moderador del proceso. El maestro no da las soluciones, ayuda a los alumnos a utilizar lo mejor posible los recursos de los que disponen. Esto facilita cruzar el puente de la dificultad entre lo que el alumno ya conoce y lo nuevo que ha de aprenderse. En las clases un problema puede ser utilizado como estrategia para: • detectar conocimientos previos y/o ponerlos en conflicto, • potenciar actitudes como la curiosidad, • interesar al niño en el contenido a trabajar, otorgándole un sentido a la secuencia de actividades, • estimular el intercambio y la confrontación de ideas, • promover resoluciones de tipo exploratorio y/o experimental, • analizar las estrategias de resolución utilizadas, • buscar información en diferentes fuentes, • construir nuevos saberes, • evaluar. Obtener información: (11) GARCÍA, J. Eduardo & GARCÍA, Francisco; “Aprender investigando” Colección: Investigación y enseñanza. Sevilla, Díada Editora, 1997. 18 29