Travesías Didácticas Nº 18 • MARZO 2015 | Page 25

cuadernos. Siempre es conveniente que mientras un educador sostiene y coordina el juego espontáneo el otro desarrolle las actividades de crianza, intentando resignificarlas siempre que sea posible. En cambio, en los momentos en los cuales se desarrollan las actividades incluidas en las secuencias didácticas, es conveniente que ambos educadores se encuentren disponibles a fin de co-coordinar las acciones para enriquecerlas e intervenir desde la intencionalidad pedagógica. Pensar en las jornadas intercalando estos tres tipos de propuestas de enseñanza, permite a su vez optimizar y no sobrecargar los tiempo infantiles. Los niños necesitan actividades que enriquezcan las jornadas, pero también momentos más serenos y personales en los cuales elijan entre opciones según sus propios deseos. Si incluimos estos tres tipos de propuestas de enseñanza en una planificación más amplia (que puede denominarse recorrido didáctico) tendremos más claridad con respecto a estos necesarios tiempos y espacios mencionados, las articulaciones que implican y los modos de intercalarlos en función del bienestar infantil y los importantes procesos de aprendizaje a desarrollar. La planificación, como herramienta fundamental que enriquece la práctica cotidiana ya que permite organizarla y anticiparla creativamente, le brinda sustento y sostén a las propuestas pedagógicas desde la mirada de la intencionalidad educativa. Considerarla una herramienta que favorece la tarea docente, la toma de decisiones pensadas y fundamentadas y las posibilidades de modificar lo necesario sobre la base de lo ya pensado, nos ayuda a alejarla de su lugar como pesada carga e instalarla como un elemento educativo fundamental. Por supuesto, la práctica pedagógica cotidiana, con todas sus dimensiones y complejidad, sobrepasa todas las posibilidades de lo planificado y anticipado. Sin embargo, esta organización previa, siempre que sea abierta y flexible, nos plantea un camino creativo que nos aleja de las improvisaciones rutinarias y nos acerca a las posibilidades de abrir nuevas opciones. En definitiva, son los educadores los que les imprimen a todas las decisiones el valor de lo ético y educativamente comprometido y significativo, siempre desde la mirada en los niños y en nuestra responsabilidad de acompañarlos en el camino de la vida y la educación con el respeto, los cuidados y las responsabilidades que asumimos como adultos, especialmente cuando somos docentes de Jardín Maternal. 18 23