cuadernos. Siempre es conveniente que mientras un educador sostiene y coordina el
juego espontáneo el otro desarrolle las actividades de crianza, intentando
resignificarlas siempre que sea posible.
En cambio, en los momentos en los cuales se desarrollan las actividades incluidas en
las secuencias didácticas, es conveniente que ambos educadores se encuentren
disponibles a fin de co-coordinar las acciones para enriquecerlas e intervenir desde la
intencionalidad pedagógica.
Pensar en las jornadas intercalando estos tres tipos de propuestas de enseñanza,
permite a su vez optimizar y no sobrecargar los tiempo infantiles. Los niños necesitan
actividades que enriquezcan las jornadas, pero también momentos más serenos y
personales en los cuales elijan entre opciones según sus propios deseos.
Si incluimos estos tres tipos de propuestas de enseñanza en una planificación más
amplia (que puede denominarse recorrido didáctico) tendremos más claridad con
respecto a estos necesarios tiempos y espacios mencionados, las articulaciones que
implican y los modos de intercalarlos en función del bienestar infantil y los importantes
procesos de aprendizaje a desarrollar.
La planificación, como herramienta fundamental que enriquece la práctica cotidiana ya
que permite organizarla y anticiparla creativamente, le brinda sustento y sostén a las
propuestas pedagógicas desde la mirada de la intencionalidad educativa.
Considerarla una herramienta que favorece la tarea docente, la toma de decisiones
pensadas y fundamentadas y las posibilidades de modificar lo necesario sobre la base
de lo ya pensado, nos ayuda a alejarla de su lugar como pesada carga e instalarla
como un elemento educativo fundamental.
Por supuesto, la práctica pedagógica cotidiana, con todas sus dimensiones y
complejidad, sobrepasa todas las posibilidades de lo planificado y anticipado. Sin
embargo, esta organización previa, siempre que sea abierta y flexible, nos plantea un
camino creativo que nos aleja de las improvisaciones rutinarias y nos acerca a las
posibilidades de abrir nuevas opciones.
En definitiva, son los educadores los que les imprimen a todas las decisiones el valor
de lo ético y educativamente comprometido y significativo, siempre desde la mirada en
los niños y en nuestra responsabilidad de acompañarlos en el camino de la vida y la
educación con el respeto, los cuidados y las responsabilidades que asumimos como
adultos, especialmente cuando somos docentes de Jardín Maternal.
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