Travesías Didácticas Nº 20 • Diciembre 2015 | Page 31
En primer lugar, y previo al relato de dicha experiencia, me resulta imprescindible decir
que quienes vayamos a coordinar las clases de FcN, tendremos que estar
dispuestos/as a encontrarnos con el recurso elegido y establecer un diálogo
íntimo con él.
Una obra de arte, una canción, una fotografía, una poesía, un cuento, una danza
podrán ser recursos interesantes para provocar una discusión filosófica al interior del
grupo de niños/as. Si bien, la literatura y el arte en general posibilitan la aparición del
asombro, propio del ejercicio de filosofar, tengo que advertir que no cualquier obra de
arte, ni cualquier canción o cuento serán considerados recursos válidos para generar
el diálogo filosófico.
El recurso funciona como punto de partida para el pensar, es lo que “me” interpela y
“me” abre interrogantes, y es lo que permite que “algo” nuevo aparezca. En principio,
yo-docente, necesito encontrarme con el recurso y abrirme a un tiempo de espera,
a que algo “me” suceda. Ese tiempo de espera tiene que ver con la escucha, con
darle rienda suelta a la emoción, y estimular de esta manera cierta sensibilidad
necesaria para desarrollar la habilidad del pensamiento.
Podremos ver entonces, que pensamiento no se opone a emoción, entendiendo
que las emociones son pensamientos, al decir de Stella Accorinti “una forma más
amplia de pensar, quizás más gruesa, más robusta (y también más rica) que la que nos
ofrece la sola razón”(9)… por lo tanto, intentaremos hacer de la FcN una experiencia
donde la imaginación, las emociones, los sentimientos, los deseos, puedan ser
cada vez más inteligentes y al mismo tiempo, ser y hacer de ella una experiencia
intelectual más emocionante y creativa.
A partir del encuentro con el recurso en el que el/la docente hace su propia lectura y
piensa en aquello que le ha despertado asombro, se estará en mejores condiciones
para entrar en contacto con las actividades, como lo señala Walter Kohan “(…) para
pensar las preguntas, para indagar cuestiones que no se le habían ocurrido, para
llevarlas al aula y/o modificarlas, corregirlas, adaptarlas a cada caso.” (10) y de allí en
más, generar experiencias filosóficas con los niños y niñas de la sala.
Con el propósito de conectar a las docentes con la experiencia filosófica, les presenté
“La sorpresa de Nandi” , libro álbum escrito e ilustrado por la inglesa Eileen Browne
(Ediciones Ekaré, Venezuela, 2004.)
(9) Acorinti, Stella (2015) Filosofía para Niños. Introducción a la teoría y la práctica. Bs. As. Ed. Manantial.
(10) Kohan, W. y Waksman, V. (2000) Filosofía con Niños. Aportes para el trabajo en clase. Bs.As. Ed. Novedades Educativas.
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