Mariela Eduvigis Jiménez Campos. Hermeneusis Ontológica del Estudiante Universitario.
Revista Scientific. - Ensayo Arbitrado - Registro nº: 295-14548 - pp. BA2016000002 - Vol. 2, Nº 5 – Agosto-Octubre 2017 - pág. 377/395
ISSN: 2542-2987 - ISNI: 0000 0004 6045 0361
En tal sentido, Malavé de Zabala (2001), señala que un estudiante
universitario exitoso se caracteriza por: a). tener una alta motivación intrínseca
que involucra una red de conexiones cognitivo-afectivas, que conllevan un uso
energizante de capacidades, destrezas para beneficio personal y del colectivo;
b). asumir plena responsabilidad por el resultado de sus acciones; c). poseer
una actitud favorable, así como un conocimiento pleno de la carrera que
escogió; y d). ser responsable de su aprendizaje, hábitos de estudio para
aprender a percibir, recordar, actuar, sentir y pensar en forma determinada
bajo condiciones especiales.
Se puede decir que la excelencia estudiantil universitaria depende de
una serie de comportamientos y acciones donde la motivación, actitud,
responsabilidad sobre la propia educación, aunado al deseo del estudiante de
alcanzar los objetivos establecidos juegan un papel primordial. En este
contexto, el docente por su cercanía con el estudiante, representa la
alternativa más viable de apoyo durante todo el trayecto universitario. Es
desde su perspectiva, experiencia, formación, el idóneo para enrumbar,
orientar, fomentar y apoyar el aprendizaje humanístico.
La condición humanística de la educación universitaria, de acuerdo al
criterio de Salas (2000), no agota la posibilidad de crecimiento profesional,
únicamente en el desarrollo de las habilidades y competencias de su área, sino
que busca desarrollar un ser personal en beneficio de la trascendencia, del
sentido de la vida, del compromiso, entusiasmo, sentido de identidad, de la
vivencia de los valores humanos que le permiten su autorrealización.
De allí que el estudiante, está en la búsqueda de su autorrealización,
de adquirir sabiduría, aprendizajes, a través del aprender a aprender, que se
conviertan en las competencias para asumir su vida con sentido de
responsabilidad, solidaridad social, respeto por el ambiente natural que lo
rodea, para una transformación positiva de su entorno. Desde la visión de
Salas (op.cit.):
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