información.
Por ello, el quehacer educativo no debe permanecer aferrado a ciertos
paradigmas, debe aceptar nuevas perspectivas para mejores logros y
satisfacciones de los que integran este hecho. Heller, (1996) explica “todos los
involucrados en el hecho educativo deben poseer nuevas visiones, que
aumente las capacidades para explorar, descubrir y aplicar conocimientos en
una realidad de complejidades y caos, que reclama el rescate de valores y el
crecimiento permanente” (pág. 22). Así el desafío del docente es repensar en
el proceso educativo, educando desde una visión holística del hombre,
desarrollando su potencial.
En este orden de ideas, el constructivismo es una teoría que sustenta
el estudio esencialmente un enfoque epistemológico-lógico, que sostiene que
todo conocimiento es construido como resultado de procesos cognitivos dentro
de la mente humana. En este sentido, rechaza la idea de que el conocimiento
sea la representación de la realidad externa independiente del espectador. Al
analizar la teoría constructivista en el proceso de aprendizaje, los docentes
como los participantes deben ser conscientes de su visión del mundo.
De ahí que, el docente constructivista integra al estudiante en la
planificación, estrategias, objetivos, recursos y toma de decisiones referente
al proceso de aprendizaje. Ambos, cumplen roles activos para el logro de los
objetivos
propuestos
para
mejorar
la
participación,
incrementar
la
responsabilidad, implementando el trabajo colaborativo. Por tanto, a partir del
constructivismo, surgen nuevos postulados: como la Teoría Sociocultural de
Lev Vygotsky (1987).
Desde el punto de vista constructivista, para Vygotsky, la construcción
y reconstrucción del conocimiento, es el producto de las interrelaciones
sociales de la comunicación y de la actividad interpretada como mediación a
través del uso de instrumentos y estrategias que permiten la regulación y la
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Artículo Arbitrado
estrategias que faciliten la adquisición, el almacenamiento y la utilización de la