fortaleciendo el desarrollo endógeno.
En definitiva, el docente promueve en los estudiantes, la autonomía, la
responsabilidad; desde la participación activa de éste en su proceso de
aprendizaje, construyendo conocimiento en forma individual y social. Esta
nueva postura permite que el participante sea reflexivo, crítico involucrados
con la realidad nacional.
4. Conclusiones Finales
Vivimos en un mundo cambiante donde los referentes éticos y morales,
es decir, los valores socialmente dominantes tienden a variar y a modificarse
creando, en muchas ocasiones, contradicciones de difícil resolución.
Es por ello que, la educación superior, como reflejo de la sociedad de
la que forma parte, no es ajena a estos cambios y así, dentro de este contexto,
en los últimos años uno de los paradigmas de debate en torno a la educación
ha estado centrado en el ámbito axiológico.
Sin embargo, los valores, o más bien la educación en valores, se ha
erigido como un núcleo de análisis y discusión desde un universo heterogéneo
de planteamientos, donde los mismos hacen referencia a modelos ideales de
actuar y de existir que el ser humano aprecia, desea y busca, a través de los
cuales interpreta el mundo y da significado a su existencia.
Debido a su consideración de ideal, de algo a lo que se tiende, poseen
una naturaleza abstracta e intangible y sólo se hacen explícitos a través de las
conductas o los modos de comportarse que manifiesta una persona ante
determinadas situaciones. En este sentido, la tendencia (o predisposición
aprendida) a comportarse de una manera ante determinadas realidades
vividas: problemas, ideas, situaciones, personas o acontecimientos, recibe el
nombre de actitud.
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Artículo Arbitrado
activa de estos dos actores (docente-estudiante) en las comunidades