relación afectiva, dialógica y valorativa. En tal sentido, estamos hablando de
que todo docente debe tener un perfil profesional que lo caracterice: conjunto
de roles, de conocimientos, habilidades y destrezas, actitudes y valores
necesarios que posea para el desempeño de su profesión conforme a las
diversas condiciones del contexto donde interactúa.
Es pertinente que el docente realice de manera coherente la docencia,
la investigación y la extensión; para lograr la activa participación de los
participantes en los asuntos comunitarios y obtener un continuo saber y el
aprender, de ese nuevo saber, le permita aprender a desaprender y aprender
a aprender; dicho de otra forma, debe planificar los contenidos programáticos
enmarcados en la realidad regional, local y por ende nacional. De esta manera,
promueve la investigación, desde contextos y escenarios reales desarrollando
en los estudiantes una actitud crítica ante las diversas necesidades y
problemas presentes en nuestra geografía. En este sentido la praxis
pedagógica del docente universitario no bebe estar descontextualizada ya que
es la forma de contribuir a la transformación del país que queremos,
promoviendo principios y valores que van en función del bien común.
Morín citado por Martí (2003) acota;
“El conocer la realidad se relaciona con lo ético, lo estético y
también con la vida. Sin embargo, cuando se conoce
parcialmente, sin ver lo que “está tejido en conjunto” se puede
olvidar o ignorar las consecuencias del propio conocimiento,
dejando de lado la responsabilidad y la solidaridad, valores
fundamentales para interactuar como sujeto social”. (pág. 57).
Desde esta postura se puede decir, que la ética y los valores morales
son esenciales en el desarrollo educativo y cultural de una comunidad, sentada
sobre bases democráticas para la formación de individuos solidarios,
participativos, proactivos y respetuosos.
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Artículo Arbitrado
de aprendizaje, no como un simple transmisor de conocimientos sino bajo una