Revista Scientific Volumen 2 / Nº 3 - Febrero-Abril 2017 | Page 377

considera necesario que el docente dentro de su medición del conocimiento, conduzca la educación a una antropo-ética, al considerar el carácter ternario de la condición humana de ser a la vez individuo, sociedad y especie, siendo la ciudadanía terrestre en el siglo XXI, de esta manera, la ética no se podría enseñar con lecciones de moral. En el mismo orden de ideas la ética debe formarse en las mentes a partir de la conciencia de que el humano es al mismo tiempo individuo, parte de una sociedad, de una especie. Cada quien lleva triple realidad. De igual manera, todo desarrollo verdaderamente humano debe comprender el proceso conjunto de las autonomías individuales, de las participaciones comunitarias y la conciencia de pertenecer a la especie humana. De allí, se esbozan las dos grandes finalidades ético-políticas del nuevo milenio, establecer una relación de control mutuo entre la sociedad y los individuos por medio de la democracia y concebir la humanidad como comunidad planetaria. La educación no debe sólo contribuir a una toma de conciencia de nuestra tierra-patria, sino también permitir que esta conciencia se traduzca en la voluntad de realizar la ciudadanía terrenal. Por esta razón, la educación debe desplegar las posibilidades para los educandos se conviertan en hombres y mujeres responsables en la toma de decisiones, capaces de formarse juicios correctos ante la realidad, respetuosos de los demás, dotados de una sana autoestima y bien posesionados de sus derechos y deberes sociales para el ejercicio de la democracia. Así Pérez Esclarín (1997), considera que “si bien cierto que la escuela no va a cambiar la sociedad, es evidente que pueda reafirmar, contrastar valores dominantes que promuevan la igualdad, la justicia y respeto a los demás.” (pág. 96) En este sentido, la concepción de un docente mediador y orientador, más que un dador de clase, con criterios de aprender y enseñar-enseñar 376 Arbitrado Por otro lado, es importante atender lo señalado por Morín (2000) quien