Los
valores
son
umbrales
que
permiten
orientar
nuestro
comportamiento en función de plasmarnos como personas. Son creencias
fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar
de otras, o un comportamiento en lugar de uno distinto; siendo también fuente
de satisfacción y plenitud. Según Crespo citado por Acurero (2000), considera
que los valores serán la mejor garantía de una educación valorativa, que
ayudan a la construcción de sujetos y culturas a la que se reconocen su
memoria y su historia, su identidad y a su vez de potenciación de habilidades
y valores que hagan de todos los ciudadanos gestores en la producción de sí
mismos.
Este argumento ahonda el fomento de nuevos valores, sin discriminar
los ya existentes, que en atención a juicios personales, éticos sociales y éticos
morales, han dispuesto la práctica existencial del hombre a través de su
historia. Uno de estos criterios atiende a la incorporación de la capacitación
del docente como dimensión valorativa, que involucre a su vez valores como
la creatividad, innovación, flexibilidad, participación y competitividad. En este
sentido,
todos
los
educadores
deben
investirse
para
asumir
con
responsabilidad la práctica educativa en y para una sociedad competitiva, bajo
un modelo social positivo, para que así se cumpla un perfil del docente
calificándolo como el valor de tener valor para presidir mediante valores.
Asimismo, García citado por Acurero (ob.cit), plantea que el valor se
ubica en la dimensión estratégica, la cual aplica sobre la base de las
elecciones preferenciales, en esencia; los valores son aprendizajes
estratégicos que implican opción o discriminación en el modo de actuar,
simbolizan el núcleo de la libertad humana por cuanto constituyen elecciones
deliberadas o preferencias estratégicas por unos modos de actuación frente a
otros.
364
Arbitrado
1. Introducción