Los valores se refieren a necesidades humanas y representan ideales, sueños
y aspiraciones, con una importancia independiente de las circunstancias.
Educar para la formación en valores para una convivencia social y
ciudadana supone apostar por un modelo pedagógico, en el cual se procure
que la persona construya su propio proyecto de vida y al mismo tiempo, apoye
a la construcción de una sociedad justa y demócrata. Esta doble distancia
individual, relacional, particular, social, debe enlazar en el mismo tiempo y
espacio si lo que se pretende es construir ciudadanía y sobre todo, sí ésta se
manifiesta en sociedades plurales con diversidad.
Ahora bien, partiendo del concepto de valor, y establecidas las bases
sobre las que debe cimentarse la educación en valores de acuerdo a lo que
diseña el Ministerio de Educación y Deportes, (1997): en el marco del Currículo
Básico Nacional, la educación en valores, constituye, en primer lugar, uno de
los compendios y objetivos esenciales de la educación en los cuales se
establece:
Adecuar el sistema educativo al proceso de cambio y a las
transformaciones profesionales que se están generando en
todas las estructuras del país, ampliando los niveles de
participación de todos los actores a la formación mínima y
obligatoria de la población. Determinar el perfil de opciones de
los distintos actores del sistema educativo y de la sociedad civil
en relación con las decisiones que afectan a los diferentes
componentes que interactúan a nivel educativo (pág. 27).
O sea, en el contexto de esos objetivos respondiendo al reto que
presumen en el ámbito escolar, en el currículo se plantea la educación en los
valores como un eje transversal, es decir, como una extensión educativa global
interdisciplinaria que empapa todas las áreas y que se desarrolla
transversalmente en todos los componentes del currículo. No obstante, se
350
Arbitrado
o colectivos. Reflejan intereses, sentimientos y convicciones más importantes.