en cualquier organización” (págs. 92-93).
Más adelante Páez, (ob.cit) expone que la “calidad es sinónimo de
competitividad eficiente, del logro de resultados óptimos” (pág. 103). En
consecuencia, la competitividad del país depende de la calidad de los recursos
humanos con que cuente, de su capacidad para generar ideas innovadoras y
proponer, por supuesto, alternativas de solución creativas a los problemas
confrontadas en cada uno de los ámbitos de la sociedad. No sólo para
resolverlo momentáneamente, sino para erradicar definitivamente
el foco
perturbador.
Es por ello, que Deming (1986) afirma que países como Japón,
Alemania, España, Francia, entre otros, presentan ventajas altamente
competitivas, pues sustentan las mismas en la calidad de sus recursos
humanos y su capacidad de gerencia, que es en realidad con lo que
objetivamente cuentan, en comparación con otros países como Venezuela, los
cuales poseen abundantes recursos materiales y minerales. Sin embargo, no
logra un adecuado nivel competitivo, debido a que su recurso humano no
responde a las exigencias, que tal proceso plantea y su capacidad técnica y
expectativas están muy por debajo de las existentes en los citados países. En
ese contexto, el aprendizaje y desarrollo de habilidades, igual que el
conocimiento, constituye la mejor inversión para desarrollar las ventajas
competitivas de cualquier organización.
Por esto, la búsqueda de la calidad requiere de una articulación
armoniosa de los elementos de la organización, siendo ésta un sistema
integrador de esfuerzos particulares y colectivos hacia la eficiencia del proceso
productivo y la calidad del producto a un costo mínimo, no se logra sino es con
la participación decidida de todos los miembros de la misma y la adopción de
una nueva cultura gerencial y operacional. Por lo tanto, la educación debe
estar presente, permanentemente, en el proceso de la búsqueda de la calidad.
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Arbitrado
aprendizaje, constituyen elementos requeridos para la búsqueda de la calidad