contenidos, la preparación del ambiente de aprendizaje, el material didáctico
a utilizar, las actividades a realizar por los estudiantes y el tiempo para cada
una de ellas.
Existen diversas estrategias y la variedad depende de la creatividad del
educador, por tanto, es recomendable combinar y articular diferentes
estrategias de enseñanza a lo largo del tratamiento de un contenido, en
diferentes clases o dentro de un aula. En este marco de ideas, Feldman (2011),
propone una serie de recomendaciones para la selección y preparación de
estrategias didácticas para que éstas sean significativas para los estudiantes.
Para planificar las estrategias se debe organizar un esquema o mapa
del contenido que quiere enseñar a trabajar con los estudiantes. Esto permite
a los docentes analizar posibles actividades, por cuál tema comenzar, cuántas
clases va a necesitar para los distintos temas, entre otros aspectos.
Al respecto, Díaz y Hernández (2010: 162), definen las estrategias
didácticas como “los procedimientos o recursos utilizados por el agente de
enseñanza para promover aprendizajes significativos”. De lo anterior se
deduce que las estrategias tipifican y ordenan las actividades docentes para
el logro del aprendizaje significativo de los educandos en las diferentes áreas
académicas, concretamente en el desarrollo de la comprensión lectora.
De allí que autores como Solé (2011) y Alonso (2012), señalen que las
estrategias significativas para la enseñanza de la lectura, deben propiciar
desde el principio la comprensión del texto, la cual es una actividad compleja,
constructiva, pues durante el proceso el aprendiz trata de construir, una
representación a partir de los significados sugeridos por el texto, para lo cual
utiliza todos sus recursos cognitivos pertinentes, como esquemas, habilidades,
estrategias.
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Arbitrado
especificando la forma de organizar el grupo, el orden de presentación de los