considera, tanto desde las perspectivas cualitativas como cuantitativas, como
un medio por el que se valora un aprendizaje y, a partir de los datos obtenidos,
se inician nuevos aprendizajes o, si es necesario, se realizan actividades de
recuperación.
Se ha de insistir que los procedimientos de evaluación adquieren un
sentido u otro, se aplican de una u otra manera, según la actitud con la que se
aborda la actividad evaluativa. Algunos términos como diálogo, consenso,
flexibilidad, autorreflexión, coevaluación y participación deben animar la
actividad evaluativa si se pretende lograr una verdadera transformación en la
praxis evaluativa universitaria y que tenga un impacto en la calidad de los
procesos de aprendizaje de los participantes en el hecho educativo.
6. Referencias
Álvarez y Méndez, J. (2001). Evaluar para conocer, examinar para excluir.
Editorial Morata. Madrid.
Brown, S. y Glasner, A. (2003). Evaluar en la universidad. Problemas y
nuevos enfoques. Editorial Nancea. Madrid.
Hurtado, J. (2000). Metodología de la Investigación Holística. Editorial
Sypal. Caracas, Venezuela.
Margalef, L. (2007). El proceso de evaluación: estrategias, procedimientos
y criterios. Vicerrectorado de Planificación Académica y profesorado.
Dirección de Formación del profesorado Universitario. Universidad de
Alcalá. Madrid.
Zabalza, M. (2002). Innovación y cambio en los centros educativos. Micat.
Santiago de Compostela.
Zabalza, M. (1990). Evaluación orientada al perfeccionamiento. Revista
Española de Pedagogía, 186, 295-317.
172
Arbitrado
elemento externo a la actividad de aprender. Se la ha considerado y se la