ha de estar presente el balance entre el proceso y el producto de aprendizaje,
la evidencia del progreso y del desarrollo del alumno y de la alumna, y una
amplia variedad de tareas y materiales referidas a diversas competencias,
estrategias y habilidades del alumnado (en función del contenido del período
al que corresponde), a su vez, el análisis reflexivo de los resultados parciales
y globales, es decir, el aprendizaje al mismo tiempo de la autoevaluación
válida, en un contexto.
4.2. Consideraciones para un acercamiento a la transformación de la
evaluación desde un enfoque cualitativo-constructivista.
Para el desarrollo de un enfoque constructivista donde el participante y
el
facilitador
construyan
alternativas
cualitativas
que
favorezcan
la
transformación de la evaluación en la práctica universitaria, la evaluación ha
de ser entendida como un proceso que promueve el aprendizaje y no como un
control externo realizado por el profesorado sobre lo que hace el alumno y
cómo lo hace.
La evaluación, incluida en el mismo acto de aprendizaje comporta una
mayor comprensión tanto por parte del profesor como del estudiante de los
procesos que se están realizando, así como el conocimiento de las razones
de los errores y aciertos que se producen. El acto evaluativo, desde esta
perspectiva, más que un proceso para certificar o aprobar, se coloca como
participante, como optimizador de los aprendizajes contribuyendo a
proporcionar información relevante para introducir cambios y modificaciones
para hacer mejor lo que se está haciendo.
La evaluación, además, pasa a ser un elemento vivo con una causalidad
y una aportación para el alumno. Evaluar no es "demostrar" sino "perfeccionar"
y "reflexionar". La evaluación debería convertirse en un proceso reflexivo
donde el que aprende toma conciencia de sí mismo y de sus metas y el que
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Arbitrado
Por estas razones, en el proceso de realización del portafolios siempre