futura. Desde esta perspectiva, el reto de la evaluación es cómo debe
plantearse para ser congruente con las teorías que se propugnan para un
aprendizaje significativo y respetuoso con las peculiaridades individuales y
culturales del alumnado y sus necesidades. De allí, el uso de instrumentos
evaluativos como el portafolio, foto texto, las construcciones mentales (mapas
conceptuales y mentales) contextualizaciones de trabajos monográficos y
papeles ensayísticos basados en su realidad.
El portafolio es una colección selectiva deliberada y variada de los
trabajos del estudiante donde se reflejan sus esfuerzos, progresos y logros en
un período de tiempo y en alguna área específica. (Villarini, 1996), al
desarrollar esta estrategia proyecta la diversidad de aprendizajes que ha
interiorizado. En este modelo se detectan los aprendizajes positivos, las
situaciones problema, las estrategias utilizadas en la ejecución de tareas. La
estrategia portafolio es considerada tanto una técnica de enseñanza
aprendizaje de la autoevaluación, como una forma de evaluación alternativa.
Fischer y King (1995: 69) se refieren a él como a una tarea multifacética
que supone diversos tipos de actividades y cuya realización se efectúa en un
período de tiempo. Farr y Tone (1994: 78) consideran que el portafolio contiene
un conjunto de pensamientos, ideas y relaciones que permiten dirigir el
desarrollo del aprendizaje del alumnado. Beckley (1997) añade que tiene un
carácter cooperativo, ya que implica a participantes y docentes en la a
organización y desarrollo de su propia evaluación. El portafolio está dirigido a
la práctica diaria académica y puede contemplar, además, aprendizajes
indirectos de formación. La determinación de los materiales se efectúa con
unos criterios de selección, de evaluación y de validez y ha de estar organizado
(tipología de estrategia, unidades de contenidos de forma mixta), considerando
una amplia diversidad de tareas.
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Arbitrado
estilos de aprendizaje, sus ritmos e intereses, sus necesidades y proyección