carácter y otros atributos de la personalidad.
En la práctica universitaria, para el facilitador no es fácil juzgar la calidad
de los aprendizajes de sus alumnos al tener que considerar estos como parte
integral de su comportamiento respecto a las diversas dimensiones de la
conducta humana por su condición subjetiva e intangible, ya que el aprendizaje
requiere medios y técnicas especializadas. El proceso de evaluación no
concluye hasta que se haya transmitido la retroalimentación de la
interpretación de los desempeños de sus alumnos. Esta retroinformación sirve
para que el alumno pueda detectar sus progresos o dificultades y el docente
programe nuevas situaciones de aprendizaje con el propósito de equilibrar los
desempeños esperados con los producidos.
Desde la perspectiva antes señalada, el planteamiento del tema de la
evaluación del aprendizaje del alumno en la universidad venezolana se sitúa
como una problemática compleja, ya que no solo se acerca a dimensiones no
meramente técnicas, sino también afectivas y organizadoras, ideológicas,
entre otras. No obstante, la propuesta para afrontar la problemática consiste
en plantearla, aunque de ello se derive más inquietud que tranquilidad. Sin
duda, pocas tareas provocan tantas dudas y contradicciones a los docentes
como las relacionadas con la evaluación y las actuaciones o decisiones
asociadas a ella. Además, esta evaluación trasciende el ámbito puramente
académico y se traslada a la propia sociedad, que acoge, a veces entre los
elementos de éxito o fracaso la propia evaluación que reciban sus ciudadanos.
Ante lo expuesto se deben tomar en cuenta los conocimientos previos
de los educandos, su actuación en el aula, las evaluaciones continuas, los
factores extra que forman parte del hecho educativo; por estas razones, surge
la siguiente interrogante: ¿Qué alternativas puede poner en práctica el docente
para transformar la evaluación de los aprendizajes en la praxis universitaria?
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Arbitrado
conducta del educando en términos de actitud, intereses, sentimientos,