La evaluación constituye uno de los elementos fundamentales en la
práctica pedagógica, por lo que no es sorprendente que exista un número de
estilos asociados a ella. Si solamente existiera un objetivo simple e inequívoco,
la evaluación sería una cuestión mucho más sencilla de lo que es. La
evaluación constituye parte importante en las universidades venezolanas,
Alves y Acevedo (2004: 41) la definen como una herramienta de valoración
que busca comprender los hechos relacionados con el aprendizaje tal como
suceden en la realidad de esta, un espacio para la reflexión, comprensión y
valoración del desarrollo de los participantes. Es decir, la misma es una
herramienta para encausar las experiencias a compartir en la praxis
universitaria, centrando su interés en sus participantes como centros del
proceso de aprendizaje.
En coherencia con este planteamiento, hoy día la evaluación orienta
hacia el estudio de cada aspecto vinculado con los aprendizajes en la práctica
universitaria y la búsqueda de la eficiencia académica como una forma de
alcanzar una educación de calidad correspondiendo a las expectativas
planteadas dentro del contexto universitario moderno.
Al respecto Odreman (1999: 03) lograr la calidad como filosofía en la
educación implica la necesidad de un cambio en las estrategias planteadas
para el desarrollo de la práctica pedagógica, así como en la forma de valorar
los resultados obtenidos. Por lo que, dentro de los cambios propuestos se
incluirían todos los elementos pertenecientes al proceso de aprendizaje,
señalando como uno de los principales la evaluación, por ser ella la que
permite definir la eficiencia y eficacia de los procesos y estrategias aplicadas,
además de los alcances que se dan en los participantes mediante la
experiencia de aprendizaje compartidos en función de sus necesidades y
expectativas.
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Arbitrado
1. A manera de Introducción