Revista Scientific Edición Especial - Febrero-Abril 2017 | Page 37

Si se cumple con esta premisa, así como con otras que combinen conocimientos y habilidades naturales del directivo, puede deducirse que se obtendría la optimización del desempeño de los directores educativos en beneficio de la organización escolar y de la comunidad circundante. Es de esta forma como se configura el perfil más consensuado del deber ser del gerente escolar. Por lo tanto, el modelo deseable para los gerentes educativos del tercer milenio es aquel que aplique el liderazgo transformacional, en el cual según Rivero (1998), “la motivación surge por la expresividad del líder, se estimula la creatividad y el compromiso intelectual social, se promueve la actuación de otros, se celebra logros y se reconocen las contribuciones individuales” (pág. 108). Estas son las características del futuro docente si se desea que sea agente poderoso y responsables de los cambios que vienen. Ser líder transformacional es la única vía para convertirse en un guía autentico del proceso educativo. En este sentido Moss citado por Sánchez (2000), plantea que “es necesario dejar de pensar en gente y se comience a pensar en talento, en nutrir sus metas y sus almas” (pág. 46). Plantea que se requieren cinco (5) poderes para enfrentarse exitosamente a una sociedad cambiante. Estos cinco poderes, que personalmente ha integrado en un concepto que denominó “La Mano del Poder Humano”, son: El poder de la voz, dentro del cual Moss citado por Sánchez, (2000) afirma que “más que organizaciones de aprendizaje, lo que se necesita es organizaciones de educación, donde la voz de quienes más saben o están preparados se traduzca en el vehículo para facultar cada vez más personas en las competencias claves del negocio” (pág. 49) 36 Arbitrado induzcan respuestas positivas a los demás y se exprese en la influencia que logra” (pág. 13).