Revista Scientific Edición Especial - Febrero-Abril 2017 | Page 239

El ambiente es un lugar maravilloso, porque en el mismo tiene lugar diferentes formas de vida, por lo cual su cuidado y preservación es uno de los elementos primordiales de la acción humana. De hecho, existe una conciencia cada vez más notoria en la preservación del ambiente no sólo en los individuos sino también en los gobiernos y las empresas; las cuales han comenzado a desarrollar actividades que tiendan a preservar o limitar el daño sobre el ambiente. A este tenor, a través de la historia la actividad forestal es una de las tareas más difíciles de cumplir en el plano urbanístico y social, porque es común la deforestación de grandes espacios naturales para dar paso al desarrollo urbanístico y económico, ocasionando en muchos casos posibles catástrofes naturales que se han presentado por la alteración de los ecosistemas. En algunas partes del mundo, se puede ver la destrucción de los recursos naturales en especial grandes bosques que ayudan a generar el oxígeno que necesitan los seres vivos del planeta y a su vez, generando grandes cambios climáticos. De ahí, Picón (2010), plantea que: A nivel mundial, existe una superficie forestal superior al equivalente a 325000 campos de fútbol. La superficie de bosques existente en el mundo es de 3870 millones de hectáreas, de acuerdo con un informe del 2001 de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sobre Situación de los Bosques del Mundo (pág. 16) Sin embargo, en cada rincón del planeta es más común la tala y quema de árboles de las reservas naturales que la plantación, renovación y motivación de crear nuevos espacios que ayuden a mejorar la calidad de vida de los que conforman este ecosistema. En tal sentido, el objetivo de la reforestación es el desarrollo sustentable el cual consiste en siembra de árboles con el propósito de que por cada árbol que sea talado para el consumo 238 Arbitrado 2. El Problema