Vemos consultorios, clínicas, centros médicos y hospitales
construyéndose por todas partes, pero prácticamente ninguno
es de la Secretaría de Salud. En México, la Secretaría ha cedido
el liderazgo de la salud a la iniciativa privada. En contra de
los tomadores de decisión de la administración pública, los
empresarios apuestan por el fracaso de la Salud Pública y se
preparan para lucrar con las necesidades sentidas y reales
de la sociedad obesa, diabética, hipertensa, dislipidémica y, en
consecuencia, cardiópata, neumópata, hepatópata y nefrópata, es decir;
enferma de todo lo habido y por haber.
Como ciudadanos, nuestro abordaje de la Salud no es muy distinto al
abordaje de los políticos. Pocos (casi ninguno) tomamos en cuenta la Salud a
la hora de administrar nuestro tiempo y nuestro dinero.
Pocos (casi ninguno) tiene una cantidad diaria, semanal, mensual o anual
destinada a la prevención, el diagnóstico temprano y el tratamiento oportuno
de las enfermedades que van instalándose con el paso del tiempo.
Si el concepto del presupuesto en salud es extraño para los políticos, mucho más para
los ciudadanos.
Este año, mi organización se ha puesto como objetivo posicionar el hábito del “5% en Salud”, ya sea como
personas físicas, trabajadoras o como personas morales, fuentes de trabajo (con fi nes o sin fi nes de lucro).