Revista Salud en Armonía Edición 37 | Page 18

B A N C E FÍ SI C AL ENTRE las necesidades reales y las irreales, se encuentran las necesidades sentidas y las no sentidas. Las necesidades reales son aquellas que garantizan nuestra supervivencia, tales como el agua, la comida, la higiene y el sueño. Las necesidades irreales son aquellas que nos va creando la vida en la ciudad, bombardeados por anuncios de productos y servicios que, para fines prácticos, quieren lo mismo de ti: tu dinero. A diferencia del tiempo, que se gasta porque no se recupera, el dinero es una metáfora del tiempo que nos lleva conseguirlo, pero es ilimitado y, a veces, hasta irreal. Con el concepto del dinero digital y las criptomonedas, ha llegado el momento en que la Economía funciona más como un sistema de creencias y de fe, que como uno de productos y servicios. Tener sed es una necesidad real y sentida de agua. Tener antojo de una malteada de chocolate con crema batida es una necesidad sentida, pero irreal; nada nos va a pasar (o hasta nos iría mejor) si bebemos agua en lugar de esa malteada. Pero en este momento de la Historia y de la sociedad, las necesidades sentidas, reales o irreales, conviven unas con otras y se desdibujan, convirtiéndose todas en una prioridad. Todos “necesitamos” un teléfono “inteligente”, aunque gastemos más en él que en nuestra propia salud. 16 | 17 A lo largo de los años, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha invitado a todos los países a destinar el 10% de su Producto Interno Bruto (PIB) a la Salud, definida por ella misma como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Por supuesto, siendo un concepto tan etéreo, la Salud suele abordarse como necesidad no sentida, por lo menos hasta que siente. Un ultrasonido de mama o de próstata puede no ser una necesidad sentida, hasta que aparece sangre en la orina o crece un tumor del tamaño de un limón. La verdad es que las personas tendemos a desvalorizar nuestra Salud, hasta que la perdemos. Sólo entonces, la necesidad se vuelve sentida y, por lo general, le invertimos el tiempo y el dinero que pudimos haber invertido para no perderla. Aunque la OMS recomiende 10%, la realidad es que los países tienen un promedio de 7.5% destinado a Salud (en el mejor de los casos). Tenemos países como Estados Unidos, que destina 15%; como Alemania, Argentina, Austria, Canadá, Francia, Portugal y Suiza, que destinan el 10 % recomendado. Y luego tenemos países como México, el nuestro, que ha llegado a destinar 2.5% de su PIB en Salud. www.revistasaludenarmonia.com