Revista Replay Nº16 · Mayo 2019 | Page 16

COMPILADORES Y BASTONES LARGOS (DE IZQ. A DER.) _FEMHACKERS. La mayoría de las operadoras de Clementina eran mujeres. _DE PUÑO Y LETRA. Hoja del manual escrito en pluma. _LINUX INSIDE. Operando el emulador de Clementina, en Linux, por supuesto. EL PRIMER JUEGUITO Jugar con Clementina no era fácil. Para elegir cuántos “palitos” querías sacar, el operador de la computadora debía subir o bajar una serie de palancas, que eran los “inputs” del equipo. Luego, para “ver” la respuesta del equipo, se esperaba a que la cinta pasara, fuera perforada y mostrara un mensaje, no en binario, sino con una tipografía. Wilfred, de alguna manera, había cambiado la forma en que Clementina devolvía la información, que siempre era en binario. 16 ▪ revistareplay.com.ar ¿“Estudiar” el código? Suponemos que no existían todavía las leyes de copyright al respecto. No, claro, la idea de patentar un código hubiera sido un absurdo. Además, pensemos que de las Mercury Ferranti se hicieron unas 21 y creo que Clementina fue la número 19: la máquina estaba tan ligada a su código que era imposible venderla sin él. El software no tenía protección. Hablando mal y pronto, lo que hoy llamaríamos “sistema opera- tivo” (con muchísimas comillas) y que en Clementina se denominaba Input Routines, venía escrito en un manual manuscrito en pluma, con su código fuente completo. El libro es enorme y tiene una encuadernación hermosa, parece un grimorio de la Edad Media. Wilfred tenía acceso a esto, entonces, pero no al Autocode, porque ese programa se distribuía solo en su código binario, por lo que debía realizar un trabajo de ingeniería inversa para poder interpretarlo. Fue así que se granjeó un lugar en el IC, donde se dedicó exclusivamente a problemas computaciona- les, cuando la máquina estaba pensada para cálculos matemáticos o problemas cientí- ficos varios. Así que cuando Clementina no estaba calculando el cauce de algún río o la órbita de un planeta, Wilfred la utilizaba para, básicamente, estudiarla en sí misma. Un hacker con todas las letras: usando la computadora para algo para lo cual no estaba pensada. ¿Y para que más utilizó la máquina? Créase o no, podemos decir que Wilfred tal vez haya creado el primer juego de la historia argentina, porque logró realizar una adaptación del juego matemático NIM. Por si no lo saben, es un simple juego donde cada jugador debe sacar uno o dos palitos por turno, y gana el que levante la última varilla. Para jugar, se utilizaban los dispositivos de entrada y salida que tenía la máquina, es decir, llaves y cinta perforada. Según las llaves que levantabas, sacabas uno o dos palitos. Esto se dio a conocer en la presentación en sociedad de Clementi- na, que salió en algunos diarios. Pero, sin lugar a dudas, lo más importante fue la realización del COMIC, el COMpila- dor del IC. En el año 63, Wilfred ya tenía en mente crear un lenguaje nuevo, pues se dio cuenta de que el Autocode ya era muy limita- do. De hecho, Clementina ya estaba muy obsoleta, pero debía seguir siendo utilizada, por la inmensa inversión que había signi- ficado. Él conocía de oídas el ALGOL, otro lenguaje utilizado en estas grandes com- putadoras. El matemático Varsavsky había viajado a Estados Unidos y vio el lenguaje en acción: se trajo algunos programas, se los dio a Wilfred y le contó lo que había visto. Así, Sadosky le permitió trabajar en esto como un proyecto de investigación y lo dotó de un equipo, que llegó a contar con 4 investigado- ras. Mediante un trabajo de ingeniera inversa entre el Autocode y lo que conocía de oídas del ALGOL, Wilfred logró crear el primer lenguaje y compilador del país. COMIC vio la luz ese mismo año, pero estuvo en desarrollo durante sus tres años de vida. Centenares de programas y tesis finales se desarrollaron bajo ese lenguaje, pero, lamentablemente, nada queda de ellos, porque en el año 1966, los militares entraron a las facultades y todo se destruyó. Hablamos de la Noche de los Bastones Largos, ¿cómo influyó eso en COMIC y el IC? Me queda muy claro que todo este desarrollo de vanguardia y pionero estuvo bajo el idea- rio de Sadosky. Wilfred fue un instrumento más sin darse cuenta. Él siguió su interés técnico y Sadosky concretó un desarrollo lo- cal de vanguardia en la Argentina de los años 60, en un lugar de excelencia como el Insti- tuto de Cálculo. Y esto fue lo que, básica- mente, vino a hacer mierda el golpe militar. No es curioso que no nos hayamos enterado de todo esto, porque todo se destruyó. El golpe tiene que ver con eso, con eliminar esa línea de investigación, ningunearla y ocul- tarla. Esa es la historia que no se cuenta. Tuvieron que pasar 50 años para que Wilfred volviera al país con la cinta. Porque luego de esto se dio la fuga de cerebros más grande del país, y él no fue la excepción. Cuando pasó, hizo lo que haría cualquier programador: llevarse su código fuente. Es