*REPLAY*
INVESTIGA
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▶ ENTREVISTA
COMPILADORES
Y BASTONES LARGOS
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Por sergio andrés rondán
Clementina fue la primera computadora argentina. Con ella nacieron los primeros hackers
e investigadores de los bytes. De allí surgirían los inicios del software nacional, el primer
lenguaje y compilador e, incluso, el primer juego computacional de nuestra historia.
L
a historia del desarrollo de la
computación en nuestro país está
íntimamente ligada al Estado, pues
fue este quien, a través de la Univer-
sidad de Buenos Aires, compró una Mercury
Ferranti, bautizada como “Clementina”. El
equipo llegó al país en 1961 y costó unas 150
mil libras de aquel entonces. De la mano
de Manuel Sadosky, matemático y físico,
funcionaba el Instituto de Cálculo (IC), don-
de se brindaba la carrera de computador
científico, que luego se transformaría en
la licenciatura en Ciencias de la Computa-
ción. Centenares de matemáticos, físicos,
meteorólogos y estudiantes de diversas ca-
rreras de ciencias exactas crearon progra-
mas para Clementina bajo el ala del IC. Casi
la totalidad de estos se perdieron, pero en
2011, Wilfred Durán apareció en una con-
ferencia con una misteriosa cinta perforada
de 176 metros que contenía un programa
para la máquina. Gustavo del Dago, que se
hallaba presente en la charla, se propuso
una titánica tarea: crear un emulador de
Clementina para poder leer COMIC, el pri-
mer lenguaje de programación y compilador
de nuestra historia computacional.
Hablemos un poco del comienzo de esto.
¿Cómo llegaste a Wilfred?
En el año 2011 se realizó una conferencia por
el 50° aniversario del arribo de Clementina a
nuestro país. Se brindaron una serie de char-
las y, además, se propuso un concurso para
programar en Clementina, porque decían
que iban a tener un emulador de la máquina.
Esa fue la verdadera motivación para ir, por-
que, en primer lugar, soy un programador,
y por otro lado, hace años que me dedico a
la investigación sobre la historia de la com-
putación. La realidad es que cuando llegué,
el emulador no estaba disponible todavía.
Pero en medio de eso, asistí a una charla,
donde apareció Wilfred y contó su historia:
él había creado un lenguaje de programación
y un compilador en Clementina, basado en
otro lenguaje llamado Autocode. Tenía la
cinta en sus manos: la conservaba en su caja
original... Bueno, no tan original, porque, en
realidad, era la caja del Autocode: le había
trabajar con Clementina, que era un equipo
de altísimo porte, muy caro. Su uso estuvo
vinculado más que nada con investigaciones
físicas-matemáticas y con la solución de
problemas de servicios. El hecho de trabajar
sobre un lenguaje de programación se salía
un poco de ese eje, pues se trataba más bien
de una investigación intracomputacional, tal
vez la primera del país.
Fue en este contexto que Wilfred comenzó
a acercarse a la máquina y a planear la idea
"Todo este desarrollo de vanguardia y pionero
estuvo bajo el ideario de Sadosky. Y esto fue
lo que vino a hacer mierda el golpe militar".
tachado el nombre y escrito “COMIC” debajo.
Un detalle muy argentino y gracioso a la vez.
Nos cuesta imaginar la creación de un
lenguaje de programación y mucho más
asociarlo a nuestro país en esa época. ¿Su
intención fue desarrollar algo local?
Bueno, eso es algo interesante de analizar,
porque la realidad es que él nunca tuvo un
interés por gestar un proyecto de desarrollo
nacional. De hecho, durante el año 60, él ha-
bía estado girando por varios países buscan-
do lugares donde poder trabajar con alguna
computadora, porque ese era su verdadero
interés: el estudio de problemas computa-
cionales. Y justo se dio que volvió al país en
el momento en que adquirieron a Clementina
y que Sadosky puso en funcionamiento la
investigación en el IC. Wilfred estaba en la
facultad cuando la computadora llegó al país.
Como el IC tenía entre sus misiones la inves-
tigación, la docencia y los servicios, él pudo
de un lenguaje de programación un poco
más amigable. Los usuarios que utilizaban
Clementina tenían que saber de progra-
mación para poder crear sus programas de
investigación. Mayormente, estos usuarios
eran matemáticos, físicos, meteorólogos,
y Wilfred se dio cuenta de que el Autocode
era limitado y no se adaptaba a las necesi-
dades de la comunidad.
Hoy es impensable tener que crearte tu
propio programa para investigar. ¿Cuáles
fueron sus primeros pasos entonces?
Lo primero que hizo fue una traducción [al
español] del Autocode. Hoy en día, pensar
en traducir un lenguaje de programación
es bastante absurdo, porque da lo mismo
poner PRINT que IMPRIMIR, pero no pode-
mos juzgar eso con los conocimientos que
tenemos hoy en día. Además, eso le sirvió,
de todas formas, para estudiar el código,
un paso previo muy importante.
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