Revista Poligrafías N°1 | Page 20

Siento que en ese momento el enfoque gramatical del lenguaje me frustró y provocó tedio en referencia a la lectura y la escritura, en la clase de lenguaje solucionaba talleres que planteaban las cartillas. Eran menos las oportunidades para aportar puntos de vista, formas de ver o afrontar las cosas.  También transcribía extensos textos con el objetivo de aprender ortografía, ser más diestro y ágil a la hora de escribir. De esta experiencia en la primaria conservo algo muy importante, aprendí a “leer y escribir”. En este punto, es útil aclarar que en mi familia la lectura no era un hábito. Lamento que desde pequeño no me hayan heredado ese inmenso placer de practicar la lectura como una pasión, como la puerta a otros mundos posibles y para resolver dudas de la vida cotidiana. Luego inicié el ciclo de secundaria en la I.E. El Salvador. Recuerdo muchos a mis docentes por la calidad de personas que eran, modelos a seguir: por su pasión y energía. Mi primera lectura del área de lengua castellana fue Juan Salvador Gaviota de Richard Bach, me causó interés por la manera envolvente del narrador para describir un entorno lleno de aves y sus problemáticas. De trabajo tuvimos que hacer un resumen y buscar las palabras desconocidas. Para clase también leímos Juventud en Éxtasis, El Caballero de la Armadura oxidada, Pedro Páramo, El Lazarillo de Tormes y Cantares del Mío Cid.  En esta línea de ideas, tuve el honor de ingresar a la Universidad de Antioquia, para realizar mi pregrado: Licenciatura en educación básica con énfasis en humanidades, lengua castellana. Se dio la oportunidad de un nuevo cruce con la lectura, la escritura y la literatura. Ha sido hermoso reencontrarme y dejarme cautivar de la literatura, de la diversidad de textos, conocer tantos mundos posibles. Es valiosísimo adentrarse y reconocer el arte de la palabra, la majestuosidad de las voces de tantos pensamientos.  18