Revista Millennials Agosto 2017 | Page 34

UNIVERSIDAD TECMILENIO [email protected] pasos atrás y descubrió una trampilla de madera en el suelo. La levantó con cui- Literaria 35 –Estuviste leyendo durante mucho tiempo. ¿Tus dudas se han aclarado? dado y bajó la vela para alumbrar el interior. Había una escalera de metal que bajaba varios metros. La chica pasó el candelero a su mano izquierda y comenzó a bajar, pero cerrando antes la puerta. El cuarto peldaño de la escalera faltaba, y su pie no tuvo apoyo, haciéndola perder el equilibrio y soltar la vela para poder sostenerse. Como pudo, continuó, palpando las paredes para ayudarse a bajar. Pensaba buscar la vela para alumbrar al llegar abajo, pero cuando tocó el sue- –Pues, sinceramente no estoy muy segura de cómo llegué aquí. –Eso creo, pero quiero quedarme un rato más. lo se percató de que había un corredor con antorchas a los costados, y aunque intentó encontrar el candelero, este parecía haber desaparecido. Se sacudió las manos y caminó por la galería. Ésta terminaba en la entrada a una construcción grande, llena de vida y de libros. Jade nunca había visto tantos libros vando el lugar. Era un atrio circular con aproximadamente doce metros Sólo caminé hacia esta dirección y encontré la entrada,Pero ya que has preguntado... – Una biblioteca. juntos. Caminó anonadada, obser- –¿Qué hora es? realmente me gustaría leer libros que hablen de libertad e independencia. – contestó – Pero, ¿qué es eso? de alto. No sabía cómo el lugar te- nía esa altura si no se veía desde arriba, pero luego recordó que más adelante había un cerro, así que su- –Es un lugar donde hay muchos libros. – le respondió el joven pacientemente. –Bien, sígueme, te voy a llevar a esa sección. puso que la construcción estaba en el interior de la colina. Había estan- terías en las paredes, desde el suelo Caminaron hacia la puerta al fondo, y se detuvie- –Es hermoso acceso a cada uno de los estantes. –Las cinco de la madrugada. ¿Por qué la pregunta? –Pues… tengo que volver a casa. ron a la izquierda de ella.. hasta el techo, llenas de libros, y ha- bía escaleras de caracol que daban –Claro – el muchacho sonrió –¿Cómo? Creí que ibas a quedarte a vivir –Lo sé, es impresionante. ¿Cómo te llamas? Al otro lado del atrio, justo enfrente de la entrada por la que Jade había llegado, había una puerta de made- –¿A vivir? ¿Cómo voy a vivir aquí? –le dijo Jade, confundida –Jade, ¿y tú? ra oscura. En el suelo había sillones –Gracias. y mesas de trabajo llenos de gente. La chica caminó lentamente hacia el centro del lugar y se topó con un chico muy delgado de cabello oscu- –Soy Álvaro. Vaya, tu nombre es bello. Te llamas como la piedra semipreciosa, ¿no? para preguntarle sus dudas. –¿Qué es este lugar? – le preguntó tecmilenio.mx tecmilenio.mx –Eso creo, yo siempre pensé que este era un nombre que mi mamá había inventado. mesa de trabajo.Prendió una lámpara, tomó un bloc de notas y una pluma que había sobre el es- madamente dos horas, sin sentir el paso del tiem- po, y cuando terminó, tenía una buena cantidad de –Álvaro señaló la puerta de madera oscura -Ahí hay hab