Revista Innombrable #8 - Pesadillas: espejos del sueño - 2017 | Page 35
CUENTO DE TERROR
Desde mi etéreo lugar observo al escritor aterrorizado. Mira fijamente la hoja, no hay musa, no hay
ideas, la noche es un cántaro vacío y ponzoñoso, el papel se convierte en su propia vida hecha de
cuchillas iracundas pulsando por salir.
Aunque está sentado, inmóvil, su alma se retuerce en la carne, deseosa de cantar pero llena toda de
silencios ¿Cómo narrar los hechos indecibles? Luego de vacilar con la mirada parece iluminarse su
rostro. Empuña el lápiz, se precipita sobre la hoja y tembloroso plasma un título:
-Cuento de terror
Querer dejar la vida en letra y que la vida no quiera salir, no quiera decir-ser. Que la obra se escriba
en la mente y no en papel ¿Vale la pena realmente vaciar la existencia en letra si es más bello
soñarla? -
El literato descarga el lápiz, extrañado relee su pequeño párrafo y enarca las cejas, de nuevo,
petrificado y meditabundo pone su mano a descansar sobre el buró. Pobre, no se le ocurre pensar que
es él mismo el sueño de un sueño soñado por un niño en un cuento infantil, un cuentecito dulce, para
dormirse tranquilo, y él no es precisamente el héroe ejemplar.
El niño en su dormitorio sueña que escribe la historia de un sueño, y ese sueño es que un escritor anota
dificultoso la aventura de la vida mientras un fantasma lo observa de fijo desde el ventanal ¿Por qué no
se le ocurre un protagonista más afable? ¿Por qué lo siguen los fantasmas? El niño no sabe que su
cuentecito no es feliz. Miserable escritor frustrado, pobre niño soñador.
La vida se queda en sueños y en este cuento de terror todos son causa perdida: El fantasma que observa
al escritor y sueña con escribir mejor que él, el escritor que se queda en blanco y atemorizado se lanza
al más profundo nihilismo, el niño que sin saberlo, goza con lo que le ha dado: Un destino trágico.
El niño que fabula mientras ríe, oye un ruido en su ventana ¿Será el fantasma de su sueño que sueña
con escribir mejor que el escritor? Intimidado toma su cobija y huye a donde su madre, que a su vez
sueña que escribe historias a su hijo mientras lo ve dormitar sobre el colchón. El niño, que no he dicho
su nombre porque tiene miles, porque es contador de historias, porque es demiurgo, intenta hacerse un
espacio sobre la cama de la madre y esta también se aterroriza:
- ¿Será el fantasma de mi sueño el que atormenta ahora mi sueño y no me deja soñar que escribo
historias? -Se pregunta-
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