Revista Innombrable #8 - Pesadillas: espejos del sueño - 2017 | Page 30

Johana Carvajal (Colombia) ENTRE EL FANGO Y EL ASFALTO Estoy hundida, en medio de la podredumbre Suena una estruendosa melodía llena de carnalidad Empiezo a caerme en un abismo desconocido, lleno de gris y agujeros indefinidos de colores muertos. Las sensaciones se apagan. Todo mi cuerpo está repleto de una anti estética, repugnante, nauseabunda, asquerosa. Me cubro mis ojos, para no ver, me cubro mis oídos, para no oír. ¿Me cubro los ojos y no escucho, me cubro mis oídos y no veo? Se inunda la casa de sangre fangosa, que sale a chorros infinitos por la canilla del lavaplatos. No me explico, corro, grito, me ahuyento. Nada encuentra una solución, sólo la persecución de las moscas en el techo. Me cubro mi rostro con una tela virginal color ocre, salgo a la calle. Escucho estruendos, vituperios, improperios, y gritos inentendibles de la multitud. La muchedumbre se ve como una masa amorfa verde, repleta de trozos de carne y ojos por doquier. Desazón de la desolación. Las vaginas carnosas de todas las mujeres de mi ciudad, atacan los falos podridos, del macho alfa antioqueño repleto de jabón rosita, y perfume para el macho señor. En las iglesias los cristos se destierran de su cruz, caminan por el centro de la ciudad, La Playa es un lugar donde Jesús germina su cuerpo. Y en El Periodista toda la decadencia de esta podrida cuidad se abalanza sobre él, sólo por una caricia. Su corazón es comido por los indigentes irrazonables, pero que poseen cincuenta por ciento más razón que yo. El fango se apodera de mí, sale por mis ojos, mi vientre y mi boca, desaparezco en un grito silencioso de un semáforo en la calle Bolívar. Y no es nada, los monstruos siguen atacando mientras yo me vuelvo helecho en la acera. 30